Como la Hermandad de la Luz, estamos con ustedes para ayudarles cuando lo necesiten, a los que nos llamen. Nosotros oímos cada palabra, cada pensamiento y cada sentimiento. Nosotros no juzgamos. Más bien tratamos de estimularles y ayudarles a llegar a una aceptación de su propio poder y belleza. Nosotros no podemos hacer el viaje por ustedes; solamente a ustedes les corresponde hacer el trabajo, pero nosotros ayudaremos y asistiremos de cualquier manera aceptada por la Ley Cósmica. Nuestras bendiciones van para todos. Somos sus hermanos y hermanas que siempre estamos junto a ustedes. Ustedes son conocidos y amados como las almas fuertes y valientes, para emprender esta gran jornada desde la separación hacia la Unidad de Consciencia. Para ascender no es necesario ser perfecto. Incluso el más alto de los iniciados encara sus propias batallas y victorias internas. Namasté. Nos inclinamos ante el Dios y la Diosa dentro de cada uno de ustedes.
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Amarte a ti mismo
Regalos de la luz – Re-flexiones
Si no puedes amarte a ti mismo, no podrás a los demás ni aceptarás que otros se amen. Si no eres capaz de tratar a tu propio yo con amabilidad, te sentirás agraviado cuando lo observes en cualquier otra persona. Si no sabes amarte a ti mismo, amar a los demás se convierte en un esfuerzo dolorosísimo que sólo goza de momentos ocasionales de alivio. En otras palabras, amar a los demás o, lo que es lo mismo, el trato que te das a ti mismo, es la dosis de tu propia medicina que, en realidad, se la estás ofreciendo a los demás al mismo tiempo.
Aquellos individuos a los que puede atribuirse una manera de hacer conducente al martirio, se contemplan a sí mismos como agentes que dan a los demás todo lo que tienen. Contemplan esta actitud como una forma de amor, pero, en realidad, el amor que ofrecen se halla también contaminado, no es puro, porque está lleno de dolor para ellos mismos. Un sentimiento de culpa y de empobrecimiento ensombrece la energía de sus corazones y, por ello, cuando algún otro es objeto de su afecto, de hecho, no se siente bien. De alguna manera se siente como lleno de necesidad, aunque esa necesidad no se articula nunca, y, por ello, su amor se siente como si se tratara de una especie de vínculo que te atrae.
Cuando eres capaz de ofrecerte a ti mismo algo con amabilidad, entonces es cuando alcanzas a saber qué es lo que significa ser capaz de amarte a ti mismo. Entonces puedes contemplar a quienes necesitan desesperadamente amabilidad y amor, y sentirse a gusto con lo que han conseguido, no con un sentimiento de superioridad, sino de una forma auténticamente saludable. Ésa es la energía del alma. Ésa es la percepción del alma. Cuando no existe compasión, cuando existe culpabilidad, remordimiento, cólera o pena, se nos presenta una oportunidad de purificar el alma.
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Donaciones Amorosas
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