Notas sobre la Ascensión 38

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Como la Hermandad de la Luz, estamos con ustedes para ayudarles cuando lo necesiten, a los que nos llamen. Nosotros oímos cada palabra, cada pensamiento y cada sentimiento. Nosotros no juzgamos. Más bien tratamos de estimularles y ayudarles a llegar a una aceptación de su propio poder y belleza. Nosotros no podemos hacer el viaje por ustedes; solamente a ustedes les corresponde hacer el trabajo, pero nosotros ayudaremos y asistiremos de cualquier manera aceptada por la Ley Cósmica. Nuestras bendiciones van para todos. Somos sus hermanos y hermanas que siempre estamos junto a ustedes. Ustedes son conocidos y amados como las almas fuertes y valientes, para emprender esta gran jornada desde la separación hacia la Unidad de Consciencia. Para ascender no es necesario ser perfecto. Incluso el más alto de los iniciados encara sus propias batallas y victorias internas. Namasté. Nos inclinamos ante el Dios y la Diosa dentro de cada uno de ustedes.

En cuerpo y alma

Regalos de la luz – Re-flexiones

Un alma no tiene ni principio ni fin y, a pesar de ello, algunas almas son más antiguas que otras. Ambas son auténticas. Todas ellas proceden directamente de la divinidad y, por tanto, no queda resquicio alguno que permita que las almas se hayan podido formar individualmente. Ambas son ciertas. Llegar a entender las almas puede ser paradójico únicamente si se le aplica un tipo de pensamiento que contenga la noción de “principio”.

Todo lo que existe puede moldearse a base de diminutas gotas individuales de conciencia. Desde el momento en que tú formas parte de ese “todo lo que existe”, literalmente has existido siempre, aunque tuvo que haber un instante en que se formara esa corriente energética individual que eres tú. Considera que el océano es Dios. Siempre ha existido. Recoge ahora una copa llena de agua. En ese instante, la copa se individualiza, pero ha existido siempre. Éste es un caso idéntico al del alma. Hubo un instante en que te convertiste en una copa de energía, pero a partir de un Ser original inmortal.

Siempre has existido, porque aquello que eres tú no es otra cosa que Dios, o inteligencia divina, pero Dios asume formas individuales, gotitas de agua, reduciendo su poder a pequeñas partículas de conciencia individual. Se trata de una reducción masiva de energía, aunque esa energía es tan completa en aquella gota como lo es en la totalidad. Es tan inmortal y tan creativa y tan expresiva, pero, en ese tamaño tan diminuto, la energía que posee ha quedado adecuadamente reducida a esa forma. A medida que esa pequeña forma va creciendo en energía y en la propia conciencia que tiene de sí misma, se va haciendo mayor y más parecida a Dios. Finalmente se convierte en Dios.

No hemos prestado atención a las necesidades del alma. No hemos considerado qué necesita el alma para estar sana. No nos hemos detenido a estudiar el alma, o a tratar de ayudarla mirando lo necesario para su evolución y para su salud. Como hemos sido dotados de cinco sentidos, hemos fijado nuestra atención en el cuerpo y la personalidad. Hemos desarrollado un extenso conocimiento del aparato físico que asume el alma al encarnarse. Conocemos los aminoácidos, los neurotransmisores, los cromosomas y las enzimas, pero no sabemos nada del alma. Desconocemos en qué manera estas funciones físicas sirven al alma, o cómo se ven afectadas por ella. Tratamos de controlar las disfunciones del cuerpo controlando el medio y el nivel molecular. En otras palabras, nuestro acercamiento a la purificación se basa en la percepción del poder como algo externo. Este tipo de purificación puede ser beneficioso para el cuerpo, pero ni es, ni puede serlo, una purificación a nivel anímico.

El cuerpo es el instrumento del alma. Si el pianista está enfermo, ¿puede ayudar a reparar su piano? Lo que un instrumento produce, no sólo depende del estado del instrumento, sino también del músico. Si el músico interpreta blues o se transpone de alegría, el instrumento le sigue. Incluso un instrumento afinado y de categoría no puede sonar alegre si el músico elige la tristeza o la pena. En el caso de tu alma y de tu cuerpo, el instrumento se pone triste o alza el vuelo lleno de alegría. Si el músico se encuentra consumido por la pena, la cólera o la tristeza, el instrumento se desintegra. En ciertos casos un instrumento roto puede llegar a repararse, pero, en ese nivel, la reparación no puede en ningún caso curar la causa que ha provocado la rotura.


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Siguiendo Juan A. Moliterni:

Instructor Espiritual de la Ciencia Iniciática, Canalizador, Reiki Ascensional Claridad, Ciencia Astrológica, Músico Arteosofia.

La Hermandad Blanca Universal, la jerarquía espiritual de Maestros Ascendidos, transfiere una antorcha, una Luz, a aquéllos que deseen tomarla, que vayan a agarrarla con fuerza. La antorcha de la Síntesis de oriente y occidente, de los Valores apreciados, el conocimiento espiritual y la comprensión del Cosmos. Te invitamos a participar!

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