Como la Hermandad de la Luz, estamos con ustedes para ayudarles cuando lo necesiten, a los que nos llamen. Nosotros oímos cada palabra, cada pensamiento y cada sentimiento. Nosotros no juzgamos. Más bien tratamos de estimularles y ayudarles a llegar a una aceptación de su propio poder y belleza. Nosotros no podemos hacer el viaje por ustedes; solamente a ustedes les corresponde hacer el trabajo, pero nosotros ayudaremos y asistiremos de cualquier manera aceptada por la Ley Cósmica. Nuestras bendiciones van para todos. Somos sus hermanos y hermanas que siempre estamos junto a ustedes. Ustedes son conocidos y amados como las almas fuertes y valientes, para emprender esta gran jornada desde la separación hacia la Unidad de Consciencia. Para ascender no es necesario ser perfecto. Incluso el más alto de los iniciados encara sus propias batallas y victorias internas. Namasté. Nos inclinamos ante el Dios y la Diosa dentro de cada uno de ustedes.
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Con Acuario viene lo Mejor… (12)
Regalos de la Luz * Re-flexiones
Los miembros del venidero reino
Los miembros del venidero reino pensarán en toda la humanidad y mientras sean separatistas o nacionalistas, religiosamente fanáticos o comercialmente egoístas no tendrán ubicación en esa Nueva Tierra. La palabra espiritual tendrá un significado más amplio que el dado en la Era anterior, que afortunadamente ha terminado. Todas las formas de vida serán observadas desde el punto de vista de los fenómenos espirituales y no se considerará como espiritual a una actividad y a otra no.
El móvil, el propósito y la utilidad grupal, determinarán la naturaleza espiritual de cualquier actividad. Trabajar para el todo, ocuparse en ayudar al grupo, conocer que la Vida Una palpita en todas las formas y trabajar siendo consciente de que todos los humanos son hermanos… constituyen cualidades iniciales que debe ostentar un ciudadano del reino. La familia humana será individualmente auto-consciente. Esta etapa de la conciencia separadora ha sido necesaria y útil pero ha llegado el momento de ser ya conscientes de contactos mayores, de implicancias más amplias y de una inclusividad más general.
El descontento interno impele al hombre a buscar lo mejor, lo verdadero y lo bello, afirmando y reconociendo lo divino, como una eterna sinfonía en la que todos somos ejecutantes… En la creciente armonía, que siempre se alcanza, todas nuestras notas encuentran su verdadero tono y significado y no se pierde una sola… Cuanto más espiritualidad exija el hombre -la que constituye su vida y destino-, mayor será el logro de su Libertad… Y más profundo el sentimiento de la realidad de Dios, y la realización con Él y en Él.
Tenemos el privilegio de estar presentes en un momento de gran crisis para la raza. Estamos presenciando el nacimiento de una Nueva e imperecedera raza, donde el germen de la inmortalidad florecerá y la divinidad podrá expresarse por la Transfiguración del género humano. Lo que tiene valor está surgiendo a la superficie. Siempre ha estado allí, pero hoy puede vérselo anunciando la consumación del trabajo de Cristo y llevando Su visión a una realización.
Hacer el bien es nuestra misión de cada día. Un deber pero también un acto que ennoblece y alimenta el alma. En esta actitud no sólo podemos encontrar el cumplimiento de una obligación sino, y fundamentalmente, el placer de reconocernos más justos y más buenos. Tal vez allí resida uno de los secretos más preciados de la vida: entender no sólo que debemos dar para recibir después sino que, al hacer el bien a los demás, ya estamos recibiendo un soplo tibio que inunda nuestro espíritu y nos hace sentir mejor.
Hay quienes, engañosamente, sólo transitan por la vida tratando de sacar provecho de los demás. Y se sienten satisfechos al lograrlo. Tanto cuando buscan una palabra de aliento como cuando persiguen un fin material, creen haber sido los más beneficiados en el intercambio: han logrado sacar una ventaja.
Nosotros sabemos que a la felicidad se accede por el camino de lo espiritual, y que una constante de ese andar es saber brindarnos al prójimo. Porque en él encontramos, siempre, una fuente de amor y bienestar. Aunque a veces nos parezca que nos hemos equivocado, estaremos aprendiendo y creciendo. Y no se trata de resignación. Simplemente, de entender que cada experiencia, cada dolor y cada sonrisa, nos dejan una enseñanza, intentan transmitirnos un mensaje que debemos incorporar a nuestra vida. Si lo logramos, habremos subido un peldaño más en nuestro crecimiento espiritual.
Por eso, hasta de las vivencias más difíciles podemos sacar una enseñanza: debemos hacer el bien, aunque todo parezca indicarnos que la persona que está a nuestro lado no lo merece. Porque la Fuerza Cósmica nos pide que seamos buenos, y porque los sentimientos de rencor, envidia y maldad no hacen más que lastimarnos a nosotros mismos. Tratemos de sobreponernos a esos momentos. Elevemos nuestros ojos y nuestra alma, y pensemos que las piedras y las espinas que se interponen en nuestro camino son pruebas esenciales, que han sido colocadas allí, precisamente, para que aprendamos a superarlas.
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Marcelo Acosta
GRACIAS GRACIAS GRACIAS