La conciencia lo cambia todo
Los seres humanos nacemos con conciencia; nacemos para percibir la verdad, pero acumulamos conocimiento y aprendemos a negar lo que percibimos. Sólo creemos en el conocimiento que hemos almacenado en nuestra mente. Practicamos para no ser conscientes y llegamos a ser maestros en no ser conscientes. Lo que nos está hablando (dentro) es lo que conocemos, y escuchamos lo que nuestro conocimiento nos dice. Nos está hablando en nuestra cabeza.
En muchas ocasiones oímos la voz con distintas entonaciones; oímos la voz de nuestra madre, la de nuestro padre, las de nuestros hermanos y hermanas, y la voz no deja de hablar nunca. La voz no es real; es una creación nuestra. Pero creemos que es real porque le damos vida mediante el poder de nuestra fe, lo que significa que creemos, sin ponerlo en duda, lo que la voz nos está diciendo. Éste es el momento en el que las opiniones de los seres humanos que nos rodean empiezan a ocupar nuestra mente.
El único modo en el que podemos vernos a nosotros mismos es a través de un espejo, y la gente desempeña el papel de ese espejo. Y como no está bien para nosotros ser lo que somos, empezamos a fingir que somos lo que no somos. El miedo a ser rechazado se convierte en el miedo a no ser lo bastante bueno, y empezamos a buscar algo que denominamos «perfección».
En nuestra búsqueda, nos formamos una imagen de la perfección, cómo desearíamos ser, pero sabiendo que no somos así, y empezamos a juzgarnos por ello. Tras la domesticación, intentamos ser suficientemente buenos para los demás, pero ya no somos lo bastante buenos para nosotros mismos, porque nunca podremos cumplir con nuestra imagen de perfección. Queremos nuestra libertad; queremos ser nosotros mismos, pero a la vez tenemos miedo de estar solos. Y, por supuesto, seguimos buscando la perfección porque ahora estamos de acuerdo con el resto de los seres humanos en que “nadie es perfecto”.
La mente humana no es otra cosa que una realidad virtual. No es real. Lo que es real es verdad. Lo que es verdad es verdad para todos. La realidad virtual que creamos podría ser un claro reflejo de la verdad, o bien este reflejo podría estar completamente distorsionado. Lo que podemos hacer es cobrar conciencia de lo que es verdad y lo que es virtual, y esto no tiene fin. La verdad nos conduce a la maestría personal (automaestría), nos conduce a una vida que es muy fácil; nuestra distorsión de la verdad a menudo nos conduce a conflictos innecesarios y al sufrimiento humano (innecesario). La conciencia lo cambia todo.
Ser consciente significa abrir los ojos para ver la verdad. Cuando vemos la verdad, lo vemos todo tal y como es, no tal como creemos que es, no tal como desearíamos que fuera. La conciencia abre la puerta a millones de posibilidades, y si sabemos que somos los artistas de nuestra propia vida, podemos elegir entre todas las posibilidades.
por Dr. Miguel Ruiz
…
…
Donaciones Amorosas
Si te ha gustado la Publicación: ¡INViTANOS A UN CAFÉ!
Deja una respuesta