Como la Hermandad de la Luz, estamos con ustedes para ayudarles cuando lo necesiten, a los que nos llamen. Nosotros oímos cada palabra, cada pensamiento y cada sentimiento. Nosotros no juzgamos. Más bien tratamos de estimularles y ayudarles a llegar a una aceptación de su propio poder y belleza. Nosotros no podemos hacer el viaje por ustedes; solamente a ustedes les corresponde hacer el trabajo, pero nosotros ayudaremos y asistiremos de cualquier manera aceptada por la Ley Cósmica. Nuestras bendiciones van para todos. Somos sus hermanos y hermanas que siempre estamos junto a ustedes. Ustedes son conocidos y amados como las almas fuertes y valientes, para emprender esta gran jornada desde la separación hacia la Unidad de Consciencia. Para ascender no es necesario ser perfecto. Incluso el más alto de los iniciados encara sus propias batallas y victorias internas. Namasté. Nos inclinamos ante el Dios y la Diosa dentro de cada uno de ustedes.
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La ilusión y el karma
Regalos de la luz – Re-flexiones
La ilusión se halla gobernada por dinámicas de energía impersonal. Inicialmente ha recibido su forma de la ley del karma. Es el karma de su alma el que configura cada personalidad, así como las intenciones inconscientes con las que ha nacido. Esas intenciones dan forma a la ilusión de esa personalidad, a su realidad en la escuela terrenal, hasta que se ven sustituidas por otras intenciones, inconscientes o conscientes.
Si las reacciones de la personalidad le crean al alma un karma adicional, y si ese karma no puede alcanzar el equilibrio durante el tiempo de vida de esa personalidad, ese karma contribuye a la formación de otra personalidad, y las intenciones de esa personalidad crean, a su vez, su ilusión, su realidad en la escuela terrenal, y así sucesivamente.
Cuando una personalidad se hace consciente y es sabedora de su ilusión, y si sus intenciones cambian de acuerdo con ella, debe todavía encontrar cuáles son las obligaciones de karma de su alma. El karma es karma. La energía es energía.
La personalidad despierta lo comprende y, por tanto, no responde a las experiencias y a los acontecimientos de su vida de manera airada, con miedo o con dolor, lo que serviría para crearle a su alma más karma adicional negativo, sino con compasión y con la justicia con las que, en cada momento, el Universo atiende las necesidades de su alma. Ésta atrae a ella a otras almas que se encuentran en la misma frecuencia de conciencia.
Cada personalidad atrae hacia sí otras personalidades que se hallan en parecida frecuencia, o que tienen una debilidad similar. La frecuencia de la ira atrae ira; la frecuencia de la avaricia atrae avaricia, y así sucesivamente. Ésta es la ley de la atracción. La negatividad atrae negatividad, de la misma manera que el amor atrae amor. Por tanto, el mundo de una persona colérica se halla repleto de gente colérica, el mundo de un avaricioso se encuentra rodeado de avariciosos.
Utilizando una metáfora, la ley de la atracción crea un capullo de energía parecida alrededor de cada personalidad, de tal manera que, cuando ésta trata de purificar su cólera, o su miedo, o sus celos, el proceso de metamorfosis hacia la plenitud se intensifica y se acelera, es transportado hasta el centro del estadio de conocimiento.
La personalidad observa su cólera o su miedo no sólo en sí misma, sino también en cualquier lugar fuera de ella. Si la personalidad elige conscientemente purificar su cólera, cada circunstancia, cada encuentro se convierte en irritante o atemorizador, que es la manera en que el Universo compasivo responde a su deseo de alcanzar la plenitud.
Lo mismo que la cólera o el miedo, que va construyendo una personalidad en su interior, el mundo en que vive refleja cada vez más la cólera o el miedo que debe purificar; por ello, en última instancia, la personalidad observará que está creando sus propias experiencias y percepciones, que su cólera o sus temores justificados se originan dentro de sí misma, y, por tanto, pueden ser sustituidos por otras percepciones y otras experiencias solamente por medio de la fuerza de su propio ser.
De la misma manera en que la frecuencia de la cólera evoca una frecuencia parecida en la conciencia de quienes rodean a una personalidad colérica, la frecuencia del amor despierta también respuestas parecidas. Es la intención-conciencia la que determina el efecto. Si aquello que ofreces a los demás no es sentido, si no sirve para ofrecer apoyo y nutrir, si no enriquece, sino que sirve para empobrecer a quienes se encuentran cerca, se encontrarán con ciertas resistencias a ciertos niveles, y esas resistencias serán la contrapartida de aquella energía tuya que trata de empobrecer o de controlar.
El resultado de proseguir el poder externo es siempre la separación y la distancia.
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