22 de Noviembre: se trata de la patrona Santa Cecilia. Del calvario de sus últimos días al homenaje mundial.
Desde siempre, la música, ocupó un lugar preponderante en la historia. ¿Cómo sería la vida sin ella? ¿Es posible pensar en un mundo sin canciones?
Su influencia en la vida amerita una celebración mundial, un día anual para reconocer a una de las expresiones artísticas más importantes. En 1594 nació el Día de la Música, pero la fecha fue inspirada en el triste final de una mujer que luchó contra el odio y fue asesinada cantado una alabanza a Dios.
En 1594, Santa Cecilia fue nombrada Patrona de la Música por el Papa Gregorio XIII. Detrás de la efeméride, está la historia de una joven perseguida por las autoridades del Imperio Romano que fue arrestada y decapitada.
Vivió entre los años 180 y 230. Un alma sensible, una joven entusiasta que disfrutaba de la música y que desde chica tocaba diversos instrumentos. Cecilia estaba en Roma, en una época donde los cristianos eran condenados a morir.
Contra su voluntad, sus padres la obligaron a casarse con un noble pagano de nombre Valeriano. Cuenta la historia que la noche de la boda ella le reveló que su amor estaba destinado a Dios. El decidió acompañar a su mujer y adoptar la religión. Al punto que terminó siendo bautizado por el Papa Urbano.
El costo de pensar distinto tuvo severas consecuencias en el destino de los jóvenes. Valeriano y su hermano Tiburcio fueron apresados por dedicarse a sepultar cuerpos de cristianos en secreto. Una vez detenidos intentaron forzarlos a renunciar a sus creencias y afirmar que adoraban a Júpiter. Ambos se negaron y tras ser torturados fueron condenados a muerte.
Cecilia seguiría en la lista. Luego de perder a su compañero, la capturaron. Vivió un martirio, pero no lograron doblegar sus principios. El alcalde romano Almaquio ordenó que le cortaran la cabeza. Murió el 22 de noviembre del año 230. En 1594, el Papa Gregorio XIII nombró a Cecilia como patrona de todos los músicos. En un acto de justicia, fijó una fecha en el almanaque para conmemorar la muerte de Cecilia y celebrar el arte.
Hoy, los eventos en distintas partes del mundo para festejar son una tradición.
En época de pandemia la música siguió sonando. Convirtiéndose en una de las máximas compañías para sobrellevar el aislamiento. Al principio, con conciertos improvisados en los balcones, músicos cantando en las redes para dar mensajes de esperanza. Más tarde, la aparición de los streamings para acompañar en tiempos de distanciamiento. La música une, sana y salva.
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Robert Fripp – Music For Quiet Moments
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