Como la Hermandad de la Luz, estamos con ustedes para ayudarles cuando lo necesiten, a los que nos llamen. Nosotros oímos cada palabra, cada pensamiento y cada sentimiento. Nosotros no juzgamos. Más bien tratamos de estimularles y ayudarles a llegar a una aceptación de su propio poder y belleza. Nosotros no podemos hacer el viaje por ustedes; solamente a ustedes les corresponde hacer el trabajo, pero nosotros ayudaremos y asistiremos de cualquier manera aceptada por la Ley Cósmica. Nuestras bendiciones van para todos. Somos sus hermanos y hermanas que siempre estamos junto a ustedes. Ustedes son conocidos y amados como las almas fuertes y valientes, para emprender esta gran jornada desde la separación hacia la Unidad de Consciencia. Para ascender no es necesario ser perfecto. Incluso el más alto de los iniciados encara sus propias batallas y victorias internas. Namasté. Nos inclinamos ante el Dios y la Diosa dentro de cada uno de ustedes.
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La Intención
Regalos de la luz – Re-flexiones
Una intención no es únicamente un deseo. Es el uso de tu voluntad. Por ejemplo, si no te gusta la relación que mantienes con tu pareja, y te gustaría que fuera diferente, ese deseo no cambiará por sí solo la relación. Si verdaderamente deseas cambiar esa relación, ese cambio comienza con la intención de realizarlo.
Cómo cambiará depende de la intención que tú tengas. Si pretendes que la relación con tu pareja se vuelva armoniosa y amorosa, esa intención te abrirá nuevas percepciones. Si ése es el caso, te permitirá observar el amor que tu pareja te expresa de la manera en que él o ella lo hace. O te permitirá, en caso contrario, comprobar la ausencia de ese amor. Te reorientará dirigiéndote hacia la armonía y el amor de tal manera que puedas ver con claridad desde esa perspectiva qué es necesario para cambiar tu relación y si es posible conseguirlo.
Si te encuentras en medio de intenciones que se enfrentan unas a otras, te sentirás deshecho por la indecisión, puesto que las dinámicas de ambas intenciones se pondrán en movimiento y se opondrán la una a la otra.
Si no eres consciente de todas tus intenciones ganará la más fuerte. Por ejemplo, puedes tener la intención consciente de mejorar tu relación y simultáneamente, una intención inconsciente de acabar con ella. Si la intención inconsciente de acabar con tu relación es más fuerte que la consciente de mejorarla, se generará de inmediato una dinámica de desasosiego, de falta de realizaciones, etc., que conseguirá finalmente vencer a la intención consciente de ser amoroso y armonioso en la relación. Al final, tu relación se romperá.
Esta es la experiencia de una personalidad que se encuentra dividida. Una personalidad así, dividida, lucha consigo misma. Los valores, las percepciones y las conductas de una personalidad de ese tipo no se hallan integradas. Una personalidad así no es consciente de todas las partes que la conforman y se encuentra atemorizada. Tiene miedo de aspectos de sí misma que amenazan lo que está buscando y lo que ya ha conseguido.
Una personalidad fragmentada experimenta las circunstancias de su vida como si fueran más poderosas que ella misma. Una personalidad fragmentada que tiene la intención consciente de mejorar su relación, y una intención inconsciente más fuerte de acabarla, después del fin de su relación, sentirá, por ejemplo, que, a pesar incluso de los mejores esfuerzos realizados, las cosas no funcionaron como había pretendido. Esto no es así.
Funcionaron exactamente como se había pretendido, pero, al haber intenciones en conflicto, y por utilizar un símil, se creó una fuerte turbulencia en el flujo de Luz que recorría esa persona.
Una personalidad fragmentada es aquella que necesita purificarse. Cuando una personalidad se vuelve consciente y queda integrada, purifica aquellas partes de su alma que se han encarnado precisamente con la finalidad de purificarse. La Luz que fluye por toda la personalidad se concentra en un destello único y claro.
Sus intenciones son poderosas y eficaces. Se convierte en un láser, en un destello luminoso lleno de coherencia, un haz de luz en el que cada onda refuerza a las demás.
Una personalidad total no es como un láser. Pero un láser es como una personalidad total. Los rayos láser son el reflejo en la realidad física de una energía dinámica que, hasta muy recientemente, no se ha considerado fundamental para la experiencia humana.
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Vamos evolucionando hacia la formación de una especie formada por individuos totales, individuos que son conscientes de su naturaleza como seres de Luz, y que dan forma a esa Luz conscientemente, con sabiduría y conmiseración. Por lo tanto, y como consecuencia, ha visto la luz el fenómeno físico de la Luz en fase coherente, de una luz que, por así decir, no lucha contra sí misma. Se trata de un nuevo fenómeno para la experiencia humana, y refleja la nueva energía dinámica del ser humano total.
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One Response
Rosa
Gracias,Gracias!!!
Todos somos Uno. Celebremos la vida en este bendito planeta Tierra.