Cuando queremos conocer el mundo espiritual reuniendo información y estudiando, una gran parte de la verdad de ese mundo queda completamente velada. La información nos señala el sendero, pero no lo transita. No es lo mismo estar informado que conocer.
Decimos que Dios es omnipresente pero no lo percibimos así porque no vemos a Dios en todo. Sin la suficiente sensibilidad es imposible. Hay que tener en cuenta que la emoción y la sensibilidad son muy diferentes. Cuando las emociones se levantan, perdemos sensibilidad. La emoción es del mundo; la sensibilidad, del alma.
Si bien el estudio nos ayuda a enfocarnos en la dirección correcta, no confundamos el mapa con el territorio. No es lo mismo describir una fruta que comerla. O hablar del agua que mojarse. Y precisamente, esa vivencia del mundo espiritual es lo que la vida nos pide a gritos para poder comprender los cambios que la Era de Acuario nos trae. Y para ello tenemos que desarrollar la suficiente sensibilidad capaz de captar las vibraciones del mundo sutil que nos permita responder a la impresión superior y a la inspiración interna.
El estudio sin la debida meditación se queda corto. Pero cuando cerramos los ojos y buscamos meditar y la mente nos lleva de paseo por el mismo mundo objetivo que por un instante tratamos de dejar de lado y pensamos en el trabajo, la comida, la ropa y tantas cosas más, es que nos falta una preparación previa. Es la costumbre de la mente, son sus surcos, sus memorias, sus hábitos y tenemos que enseñarle nuevas formas de percibir la vida.
El desarrollo de la sensibilidad juega un papel muy importante en la preparación previa a la meditación.
Cuando nos hacemos sensibles al mundo que nos rodea, cuando podemos percibir la vida que subyace detrás de todo y empezamos a celebrarla, nos estamos preparando.
Cuando ante un árbol sentimos su vida y esa fuerza que lo impulsa verticalmente hacia arriba, nos estamos preparando. Cuando reconocemos que el Espacio es una entidad inteligente y al movernos lo hacemos con respeto, nos estamos preparando.
Cuando somos tiernos no sólo con las personas sino también con los objetos, cuando nuestros movimientos denotan ritmo y no caos, nos estamos preparando. Cuando podemos ver en los ojos de aquellos que se nos acercan la luz radiante de sus almas, nos estamos preparando.
El desarrollo de la sensibilidad se logra en la vida de todos los días. Y así, en medio de este mundo caótico y lleno de asperezas vamos cambiando el ritmo loco de la vida burda y materialista aportándole un poco de poesía y equilibrio. Esa misma sensibilidad que vamos desarrollando nos permite acallar la mente y contactar el mundo sutil con mayor facilidad.
Desarrollar esta sensibilidad es de vital importancia en estos momentos de cambio de Era. El mundo gobernado por ideales materialistas no tiene futuro porque no responde a la Verdad. No luchemos en contra, construyamos lo nuevo. Si logramos percibir las frecuencias de ese mundo que está por nacer descubriremos admirados la red etérica que todo lo conecta y comprenderemos mejor la maravillosa síntesis en la que estamos inmersos.
Pretender comprender esa síntesis con el intelecto es como querer tocar el cielo con la mano.
En medio de esta cultura extremadamente materialista, que lo dividió todo y nos separó (grietas), seamos creadores de la nueva humanidad recuperando nuestra unidad esencial y siendo sensibles a la vida divina que hay detrás de cada elemento de esta maravillosa Madre Tierra.
Acrecentemos nuestra sensibilidad y vivamos la vida divina aquí en la Tierra. ¡Quién sabe descubramos que Ella es el Cielo que buscamos!
Somos uno.
Siempre con amor,
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Carmen Santiago.
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Compartiendo comprensiones
Hermanos, en este tiempo de Piscis, el signo de los Salvadores, es un tiempo apropiado para decidir si somos o no parte de la fuerza salvadora de la que nos habla la Segunda Presentación de LA GRAN INVOCACIÓN, cuando dice: “ha llegado para la Fuerza Salvadora la hora de servir”. Si concluimos que somos, la segunda pregunta es: ¿Estamos sirviendo ocupando el lugar que le toca a Humanidad?
Sin duda la gran fuerza salvadora está formada por la Jerarquía del Planeta y por el Señor del Mundo, ellos han tomado el compromiso de guiar a la Humanidad hasta que pueda ocupar el lugar que el Plan de Dios le ha asignado.
¿Es la humanidad parte de la fuerza salvadora? ¿o como parecen creen algunas personas, otros son los que tienen que hacer el trabajo, y a nosotros nos toca solo esperar?
Creo firmemente que sí, que somos parte de la Fuerza Salvadora, que la Humanidad tiene un significativo lugar en el proceso.
Estamos saliendo de la navegación por 2000 años como planeta dentro del campo de resonancia de la constelación de Piscis, donde mucho hemos logrado y mucho hemos aprendido. Piscis nos mostró cómo se hace un héroe, cómo se hacen los santos y los grandes sacrificados. Piscis nos trajo un grado de mayor comprensión de esa fuerza redentora que es la Compasión.
Estamos ingresando a gran velocidad en el campo de resonancia de la Constelación de Acuario por un período que ya comenzó y que será de otros 2000 años.
Vuelvo a la Gran Invocación dictada por el Maestro Tibetano a la Señora Alice Bailey para ser usada por todos los humanos, sin distinciones de raza religión o creencia. Esta invocación nos dice en su cuarta estrofa que es la Humanidad (la raza de los hombres) quien debe ejecutar el Plan de Amor y Luz. La Jerarquía y Shamballa podrán asistirnos e iluminarnos pero la ejecución del Plan de amor y luz, nos toca a nosotros y nosotras, a la Humanidad de la Tierra.
Con el auspicio que nos da el ingreso por un período zodiacal en la constelación de Piscis desde el 20 de febrero al 20 de marzo, tenemos la oportunidad anual de trabajar con estas dos energías, la energía de Acuario y la energía de la COMPASIÓN, esa que nos lleva a mirar a todos los seres, como seres en proceso, como seres en transformación, como seres imperfectos en busca de la perfección, y esa mirada hace emanar de nuestro corazón una fuerza misteriosa, la Compasión, Karuna, que nos hace mirarnos a nosotros mismos y a todos los seres manifestados con infinita ternura, en la abstención de todo juicio, con esa mirada que auspicia y provoca que el ser mirado saque de sí mismo lo mejor.
“Tu mirada me conmueve y me trasforma, hace nacer en mi todo lo mejor”,es la respuesta a esa energía de todos los seres que tienen la gloria de sentirla.
Si de verdad nos sentimos parte de la Fuerza Salvadora, ha llegado la hora de la Compasión como fuerza redentora. Terminemos con los juicios descalificantes, terminemos con estar solo atentos a los errores propios y ajenos, terminemos con buscar culpables cuando hay un problema. Busquemos soluciones, busquemos que no vuelva a ocurrir lo que nos daña, lo que no nos sirve.
Llevemos nuestro pecho envuelto en la Fuerza Salvadora de los Redentores que nos marca Piscis, disolvamos la oscuridad con la fuerza sin violencia que provoca la Presencia de la Luz.
Mira solo la Luz dice la canción y si miras siempre y sostenidamente la Luz que hay en cada ser, si te sostienes en ese estado de iluminación y pureza verás solo Luz, como Cristo que fue capaz de ver la belleza de los dientes en un perro muerto en estado de descomposición. Tenía su mirada tan entrenada en ver la luz que vio solo lo que era bello, bueno y verdadero.
Marta Paillet.
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