Los cambios de los que somos testigos a diario son indiscutibles. El mundo agarró velocidad y ya no vale decir, como Mafalda, “paren el planeta que me quiero bajar”. Aquí estamos todos, en esta nave espacial surcando el espacio y compartiendo una misma historia.
Cuando pienso en el gran protagonista de este momento histórico, el ser humano, se me antoja una imagen. Lo veo parado al borde de un precipicio, consciente de que el próximo paso a dar requiere que aprenda a volar. La pregunta es: ¿Se quedará paralizado por el miedo y decidirá repetir su historia o se lanzará al abismo de lo desconocido y volará? Ese personaje, eres tú, soy yo, somos todos.
Es una situación crítica, pero a la vez única que requiere de nosotros la puesta en práctica de todo lo aprendido. A veces se me antoja que todos esos libros inspirados por los Maestros se ríen de nosotros cuando ven que, a nivel intelectual, aprendemos muy bien la enseñanza que ellos contienen, pero no la llegamos a manifestar en nuestra vida diaria. Si pudieran hablar dirían: “creen que saben, pero no saben nada”. Porque el saber implica la incorporación de una verdad a la conciencia y no sólo al intelecto.
Y es la conciencia la que determina la conducta, la conciencia que incluye al corazón. ¿Acaso no hemos visto a hermanos, hermanas que han estudiado la más elevada enseñanza espiritual y odian a su adversario? Cuando las sociedades se polarizan y cada uno combate desde su trinchera uno se pregunta, ¿de dónde sale tanto odio? Y entonces, esa costumbre de siempre pensar en positivo hace que uno se conteste que es solo el odio oculto que sale a la superficie para ser transmutado. Una evidencia del trabajo que nos espera en estos tiempos de profundos cambios.
Cuando combates sin descanso a alguien hasta el punto que lo quieres desaparecer terminas pareciéndotele. Como los que creen que están abogando por la democracia y en su lucha demuestran conductas antidemocráticas. O los que bombardean, invaden y matan a pueblos enteros para llevarles la libertad… Alguien dijo que en tiempos de transición la locura se desata. Tenía razón.
Es tan fácil amar a un amigo, pero Cristo nos dijo: Ama a tus enemigos. Si la enseñanza de que todos somos uno estuviera arraigada en nuestra conciencia, no sería difícil amar a quien te adversa o se presenta como tu enemigo. Ya llevamos dos mil años en esto… y nada de aprender. La historia triste y vergonzosa de los incontables crímenes cometidos por aquellos que se dicen cristianos es una prueba que todavía el mensaje fundamental del Cristo no ha calado en la conciencia humana.
Y uno busca respuestas y entonces se pregunta el cómo más que el qué. El cómo hacer. Te comparto la respuesta que surgió de lo más profundo de mi ser. Pueda que te sirva.
Busca a la Madre, ella no sólo tiene la clave, sino que nos ofrece el camino. Porque ella es todo lo que ves y su mejor rostro está dibujado en la Naturaleza. Siendo Ella la sustancia de todos los planos, desde los más sutiles hasta el más denso, y sabiendo que materia y energía son intercambiables, por lo que Ella es el movimiento, la energía que todo lo compenetra, el sonido creador, la gran gestadora de mundos, si ella nos devela su rostro, veremos al espíritu inmortal oculto en la materia. Y por fin comprenderemos que en lo más denso de la materia también está Dios.
Que esta división tan cruel entre cielo y tierra es una invención del intelecto humano que, al no poder captar la gloria de los planos superiores, vivió separado de esa gloria que es también su haber. Pero no es verdad, todo está conectado. No hay arriba ni abajo, todo es simultáneo, no local, y presente. Todo está aquí.
Con la ayuda de la Madre podremos ir encontrando, poquito a poquito, partículas del espíritu en el mundo material que nos acercan a esta gran verdad. Ahora, más que nunca, creo firmemente que de eso se trata la vida espiritual. Y viene a mi mente el Maestro Omraam y su empeño en espiritualizar la vida diaria. Y luego el Maestro Saint Germain y su Rayo Violeta, Svaraj, el auto-gobierno y el orden en la vida para generar el magnetismo necesario que nos prepara para elevar nuestra conciencia, poder ver más allá e ir descubriendo la trama de la vida, el gran tejido universal.
La Madre tiene la clave del porqué estamos aquí en la Tierra. Ella nos puede develar el misterio y mostrarnos a Dios en todo. Búscala en la naturaleza que nos rodea y si estás atento podrás escuchar su mensaje de amor que, día a día, nos regala. Es tiempo de poner en práctica todo lo aprendido, llevarlo al corazón y hacerlo parte de nuestra constitución interna de manera que se convierta en la respuesta natural que le damos a la vida y sus retos. Es lo que la Madre nos pide para develarnos su rostro. Entonces, como una madre amorosa, nos llevará de la mano y nos revelará lo necesario para nuestro próximo paso evolutivo.
Que puedas percibir su rostro en el esplendor de un cielo azul, en las flores, en un rayo de sol y en toda esa belleza desplegada que tiene este hermoso planeta azul.
Es mi deseo para ti. Desde lo más profundo del corazón,
Carmen Santiago.
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Compartiendo comprensiones
¡Hermanos, trabajemos juntos, porque juntos siempre podemos más, en fortalecer la gran alianza humano-angélica, humano-dévica para que ejecutemos el Plan de Amor y Luz que es nuestra tarea según la sagrada Voluntad de Dios!
Cerrando el año zodiacal el signo de Piscis nos abre grandes oportunidades a los que queremos servir porque nos permite cerrar ciclos de trabajos, relaciones, procesos que no vamos a seguir, para que, con la fuerza de Aries (marzo) cargado de voluntad ardiente nos lleve a iniciar ciclos nuevos.
La Tierra ha estado transitando por 2.000 años bajo el signo de Piscis, la Humanidad de la Tierra recibió sus excelsas energías por ese tiempo y las desvirtuó, por su imperfección, generando espejismos como la devoción intensa que nos lleva al fanatismo. Así las religiones y los movimientos políticos que surgieron en ese período, por exceso de devoción separatista, se fanatizaron de tal modo con su creencia o con su posición política, que llegaron hasta a matar a los que no las compartían.
Otro espejismo altamente desarrollado en estos últimos 2.000 años ha sido el exagerado individualismo, que nos lleva a la distorsión de creernos separados. Como resulta evidente para cualquier observador coherente, no solo no estamos separados, sino que el destino de la Humanidad de la Tierra es el mismo para cada uno de los humanos que la habitan.
Esta separatividad es un espejismo que impide evolucionar, más en estos tiempos donde estamos navegando dentro de la influencia de la constelación de Acuario que nos habilita el desarrollo de la conciencia grupal.
Cuando Jesucristo nos enseñó “amaos unos a los otros como yo os he amado” mostró una de las más bellas cualidades de Piscis que es el amor incondicional, el que es capaz de no juzgar, de no punir, y puede perdonar. El perdón basado en la propia imperfección, cuando ora diciendo: “perdónalos Padre porque no saben lo que hacen”.
Este es el signo (Piscis) de los Salvadores, de los Redentores que han venido al mundo a redimir y salvar, y nos invitan a que cada uno de nosotros, en nuestra propia medida, podamos redimir perdonando y salvar sanándonos y sanando.
Lucia Helena Pereira da Silva,
Marta Paillet.
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