Como dice Mme Blavatsky: “Una vida limpia, interna y externamente”. Esta vida limpia es la base. Cuando tienes una vida limpia, primero encuentras dentro de ti colores como el rosa, el violeta, el naranja, el amarillo dorado y otros. A partir de entonces experimentas también el color aguamarina a medida que asciendes al centro del entrecejo para tocar el azul del cielo. Después de ello, la respiración revela muchos colores dentro de ti. Esas son revelaciones internas que se producen cuando estamos en el proceso.
Eso es lo que se llama el estado de auto-control. Eso significa que no puedes dejarte llevar por actos que no tienen un propósito. No puedes dejarte llevar por conversaciones que no tienen un propósito. No te mueves vagamente relacionándote con cosas de la objetividad. Hay un propósito por el cual te mueves, hay un propósito por el que hablas y en otras ocasiones, además de los llamados de la naturaleza, sólo te relacionarás con el control de los sentidos (Pratyahara). Es en este estado que generalmente se aprenden muchas cosas, y este paso nos lleva paulatinamente desde el corazón a la garganta, donde reconocemos los colores. Desde la laringe al centro del entrecejo reconocemos los sonidos, así como también el significado interno de diversos símbolos. Otra belleza es que en nosotros aumenta la confianza en los demás seres, lo que se considera que es la mayor riqueza del mundo. Lentamente desaparece la duda.
El hombre tiene mucha duda, que surge del temor. El temor y la duda inhiben la conciencia del hombre, y lentamente a medida que estamos en estas prácticas, aumenta nuestra confianza en nosotros mismos, nuestra confianza en los semejantes, nuestra confianza en los maestros, nuestra confianza en Dios y nuestra confianza en la Naturaleza. La duda perece gradualmente. Si la duda no perece, te hace perecer. Mientras mantengas dudas continuarás pereciendo porque no puedes seguir adelante con la duda.
Por lo tanto, la mejor manera de superar el temor, la mejor manera de superar la duda, la mejor manera de superar el conflicto en ti, es recurrir al paso del control de los sentidos (Pratyahara), comenzando con la respiración (Pranayama).
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Venga lo que venga…
Cuando estamos en el programa del alma, si nuestro pensamiento predominante es el alma y el trabajo es relacionado con el alma, las crisis también ceden, y entonces podemos continuar con nuestras prácticas. Sucumbir a las crisis es una cosa, superar las crisis es otra cosa, ¿no es así?
“Venga lo que venga, sea lo que sea que me traiga el tiempo, me asociaré con el alma y seguiré adelante” (Damayanti).
Queremos hacer lo mejor, pero las cosas se dan de otra manera debido al karma. Hay muchas dimensiones de la naturaleza divina en nosotros. Podemos relacionarnos con ellas, estar con ellas y atender nuestro karma. Pero cuando eso tampoco está y no nos relacionamos con los amigos que nos ayudan de afuera, estamos negando la ayuda que llega a nosotros.
El Maestro es uno cuya morada es el alma. Él vive como alma y actúa a través de su personalidad. Es un puente entre el reino Dévico y el reino humano. El Maestro es el puente entre el discípulo que está en la personalidad, y el alma. Él le ayuda a construir los puentes.
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