Jardines de la Presencia, por Juan Angel Moliterni
Serie de Pensamientos semilla capaces de elevar el espíritu, de abrirte el entendimiento y, poco a poco, de guiarte al jardín de la Presencia que hay ti. Mantén una conciencia abierta, y el Maestro sembrará en ti las semillas potenciales de sabiduría.
En el campo de las relaciones, la pareja debe alentar la actualización independiente del individuo, y validar la necesidad de liberarse de los patrones de condicionamiento del consenso. La necesidad de individuarse y de rebelarse contra los patrones condicionantes del consenso se expresará especialmente en el contexto de cómo “se supone que” o “debe” estarse en relaciones, desde el punto de vista social. El propósito de las verdaderas relaciones es promover la continuación de la evolución espiritual de cada uno en la relación. Las dinámicas y deseos subyacentes en tales almas son las de ser de servicio para la Fuente. Deberán reflejar la evolución del individuo y los deseos de esta naturaleza.
La influencia que recibimos a través de las relaciones humanas, es muy superior a cualquier otro tipo de cosas que nos pudieran afectar. Sus influencias no están sujetas a factores de tiempo (mayor o menor tiempo) ni de espacio (distancia), sino al grado de apertura emocional (sea positiva o negativa) que se establezca entre los individuos. Sobre las posibilidades de aporte positivo en el crecimiento personal de cada miembro de la pareja, aprovechar esos momentos de unión corporal para unir fuertemente el chakra del timo-corazón de ambos, es de un alcance extraordinario, que se verá reflejado en los procesos de la vida cotidiana de ambos. Todo lo contrario de lo que sería el quedarse en la simple conciencia del sentir personal individual. Una cosa es simplemente dar energía, pero si se la damos a alguien que también nos la está dando, entonces creamos energía entre ambos, y esta aumenta en ambas direcciones… así serán las parejas en la nueva tierra… es compartirnos.
Cuando dos personas están juntas y una está en un estado de baja vibración, esta persona intentará hacer que la otra baje su vibración. Así que se tienen que proteger a ustedes mismos para que las personas con un pulso vibratorio bajo no interfieran y no hagan que su pulso áurico disminuya. Las personas necesitan sentir la dimensión superior y experimentarla emocionalmente.
Cuando una persona está todavía demasiada centrada en sí misma como para renunciar a esa independencia que sólo se puede mantener si no acarrea el peso kármico del otro, se niega a sí misma la posibilidad del abrazo cósmico. La persona regresa a la senda de su karma por separado, sin haber experimentado aquello que lo vinculaba con la profundidad implícita en el acto de llevar la carga mutua que el progreso espiritual requiere. Sin embargo, ése es precisamente el significado de las relaciones: amar tanto, tanto, que compartimos y llevamos con ansia el karma de nuestra pareja junto con el nuestro. Queremos unirnos en todos los niveles de conciencia.
Tu alma sabe que si no sales airoso del karma no puedes alcanzar la siguiente etapa de la espiral de la vida y proseguir a continuación con el servicio al mundo y los proyectos creativos que estás deseando realizar con aquél a quien más amas, aun cuando nunca se hayan conocido.
Compartir el amor, servir a las necesidades de los demás y ayudarles a crecer forma parte del acto de dar de uno mismo, previo al encuentro de ese amor ideal que hallaremos tan pronto como ambos estemos listos, listos de verdad.
En lugar de anular la individualidad, el verdadero sacrificio la conserva como un don precioso de la creatividad que uno le ofrenda a la Divinidad.
Si amamos a una persona aquí y ahora… y lo hacemos como si fuera “para siempre”… en ese estado de entrega e inspiración es que lograremos hacer que cada momento sea la eternidad y nos sentiremos conectados al universo.
Si no eres capaz de asumir tu propia responsabilidad, jamás progresarás en el sendero de la ascensión.
…
* * * * * * *
…
La vida de un jardinero es, posiblemente, la metáfora más adecuada para comunicar la naturaleza de la Presencia a la que hemos denominado Dios. Cuando metafóricamente nos arremangamos y metemos las manos en la tierra con la clara intención de participar plenamente en todo lo que es la vida, llevamos automáticamente conciencia del instante presente a la calidad de todas nuestras experiencias en este planeta. Nos hacemos automáticamente causales, y hacerse causal es hacerse semejante a Dios. Entonces, somos jardineros conscientes de la vida. Esto nos sitúa en un nivel de servicio que nos autoriza, a través de nuestro propio ejemplo, a abrir las puertas que llevan a la fresca sombra de la conciencia del presente a todo aquel con el que nos encontramos.
“Por sus frutos los conoceréis” (Mateo, 7, 16).
Si te gusta la Publicación, dale clic al café: ¡INVÍTANOS A UN CAFÉ! (pesos ARG)
…
…
One Response
monica
Buenos días, son realmente maravillosas los temas que tratan en estos artículos, gracias Juan por compartir tanta sabiduría y humildad. Bendiciones flia.