por Juan Angel Moliterni
Tanto sanar como enfermedad son términos abstractos. Para un científico la enfermedad consiste en un conjunto de síntomas, señales, descubrimientos clínicos y pruebas de laboratorio que le dicen que esta colección de síntomas se llama de una manera determinada. El hecho de llamar a algo con el nombre de una enfermedad, y de tener este conjunto de síntomas, no define en absoluto lo que el individuo tiene. No estamos hablando de la enfermedad que tiene la persona; estamos hablando de la persona que tiene la enfermedad.
Por ejemplo, la fibromialgia. ¿Qué significa fibromialgia? Significa que hay dolor en los tejidos conjuntivos y en los músculos. Eso no es una enfermedad, es una descripción. Y cuando abordan una enfermedad de carácter físico con una mentalidad en la que tienen cabida los milagros; es decir, con una concepción no consensuada de la realidad, se origina un conflicto.
Se enfrentan a la realidad consensuada; se enfrentan a las creencias establecidas acerca de lo que es la enfermedad y la sanación. La transformación (aquello que está más allá de salud y enfermedad) se da en el punto donde convergen mente y materia, donde se encuentran los fotones (luz) e información -donde es todo lo que hay. La transformación se lleva a cabo en el nivel cuántico.
Nosotros no creemos en la sanación ni tampoco en la enfermedad. Nosotros sabemos de la transformación, porque sanación y enfermedad son dos caras de la misma moneda.
Su conciencia funciona constantemente en el nivel cuántico para crear su realidad. La realidad que obtienen es la que aceptan, la que les han enseñado a creer. Hay cosas como la remisión espontánea de una enfermedad, milagros que sobrepasan los límites de la física lineal, pero que en realidad son anunciados por la física cuántica.
Ahora tienen físicos cuánticos que llaman a esta teoría del campo unificado la Mente de Dios. Gregg Braden ha hablado en profundidad acerca de este tema. Si están tratando con la Mente de Dios, y en realidad ustedes mismos son una parte funcional de ella, tienen acceso a la misma conciencia.
Como humanos disponen de varios filtros. Uno de esos filtros son las expectativas. Las expectativas conscientes que tienen acerca de lo que es o no es posible vienen determinadas por la naturaleza y el alcance de sus creencias. Sus creencias cumplen la función de filtros perceptuales que les dictan lo que son capaces de notar-ver y con lo que pueden relacionarse como realidad observable y concreta. A esto lo llamamos realidad consensuada. Por ejemplo, todo el mundo está de acuerdo en que si alguien lleva una camisa roja, la camisa es roja.
En realidad, rojo es el único color que no tiene esa camisa, y por tanto el único que refleja. Este es un ejemplo básico de cómo les engañan sus percepciones. Puede ser que estén totalmente equivocadas y que todos las aceptemos como si fueran reales. Es por ello que con frecuencia los cambios que tienen un alcance muy profundo, se relacionan con cambios apenas perceptibles en la conciencia. Basta un pequeño “giro” en la conciencia para provocar una transformación. Y allí reside la belleza del mundo cuántico.
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