La curación: El equilibrio inteligente

por K. Parvathi Kumar

kumar2018Si regresamos en el tiempo y nos vamos a los tiempos de Hipócrates, no había entonces mucha ciencia de la salud en Occidente, aunque ya existía en Oriente con el nombre de Ayurveda.

En aquellos tiempos se creía que la enfermedad era la ira de Dios sobre el hombre. Los sacerdotes propagaban esa clase de teorías para mantener cautiva a la gente. Hipócrates fue quien trajo cierta luz al área de la salud afirmando enfáticamente que la enfermedad era normal y que tenía una causa normal. Él fue el primero en usar el conocimiento de las ciencias naturales para curar las enfermedades.

Hipócrates señaló siempre la importancia de la dieta en el proceso de curación, lo cual parece haberse perdido en algún lugar del camino durante los tiempos modernos en los tratamientos modernos. Hoy en día los doctores creen más en los medicamentos que en la regulación de los alimentos, su ingestión y calidad. En una de las escrituras orientales se dice que no hay ninguna enfermedad que no pueda curarse mediante el ajuste de la comida y la bebida.

En sus trabajos sobre el aire, el agua y los lugares, Hipócrates enfatizó su importancia y sus efectos sobre la salud. También puso énfasis sobre los efectos del medio ambiente sobre la salud personal. Hoy en día hay poca preocupación por el medio ambiente. Hay casi una falta total de conocimiento respecto al uso del agua, el aire, los lugares y el medio ambiente con fines curativos.

Por el contrario, la gente se engaña a sí misma con sistemas de calefacción y refrigeración. No puede afrontar al invierno ni al verano, o incluso a la lluvia. Falta educación sanitaria para que la gente se aventure en el entorno natural. En los países subdesarrollados las personas son de alguna manera afortunadas por no estar protegidas debido a su falta de riqueza. La naturaleza los compensa de esta manera al otorgarles más salud que a los ricos. La riqueza a veces se asocia con la enfermedad por esta razón.

Hipócrates advertía a la gente que siempre se debe mantener el equilibrio de la fuerza vital. Hipócrates sugirió enfáticamente que uno debe asegurarse de que su cuerpo no esté demasiado caliente, demasiado frío, demasiado húmedo o demasiado seco. Su enfoque preventivo de la enfermedad se basaba en gran medida en una dieta adecuada, el descanso y el ejercicio, además del uso inteligente del aire, el agua y el medio ambiente.

Puede parecer una paradoja que se diga que ya desde hace diez mil años en India la ciencia de la salud reconocía a la enfermedad como un desequilibrio entre el reposo, el movimiento y el equilibrio, así como un desequilibrio entre la actividad y la inactividad y entre las cualidades inherentes del hombre. La energía del ser humano funciona como una triplicidad. Cuando surge la voluntad, la energía se hace dinámica. Cuando la voluntad se retira, se vuelve inerte.

En el hombre, la voluntad de querer hacer, de realizar, existe de diversas maneras. Si la voluntad es hiperactiva, lleva a una clase de desequilibrio. Si es hipoactiva lleva a otra clase de desequilibrio. Los hombres son hiperactivos en algunos aspectos de la vida e hipoactivos en otros aspectos de la vida. Ello trae por lo tanto una tercera clase de desequilibrio que es una mezcla de los dos primeros, y que lleva a un tercer tipo.

Estos tres desequilibrios principales afectan al ritmo de la respiración y de la circulación de la sangre, la fuerza vital, de tres maneras distintas. Las medidas sanitarias siempre fueron vistas como el restablecimiento del desequilibrio rítmico. Al equilibrio interno de la vida siempre se le dio gran importancia en Oriente, mientras que la adaptación externa a las estaciones y al medio ambiente se le dio más relevancia en Occidente.

La enfermedad aguda y de corta duración es atribuida a desarreglos de la vida provenientes de lo externo, mientras que se considera que las enfermedades crónicas son desórdenes provenientes del interior.

En resumen: se considera que curar es llevar a la fuerza vital a su equilibrio natural siempre que es alterado, ya sea desde dentro o fuera del hombre. Los doctores/sanadores tienen que estudiar las causas naturales del desequilibrio antes de hacer el tratamiento. Tienen que entender la causa natural del desequilibrio que existe en el paciente, ya que el Padre de la Medicina dice que la enfermedad es de causa natural. Esa causa natural puede estar dentro o fuera del paciente.

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