Al-Khawarizmi es aún hoy una de las figuras más importantes de la ciencias duras. Gracias a sus conocimientos de geometría y del sistema decimal inventado en la India allá por el siglo VI, el sabio sentó las bases de una nueva disciplina matemática: el álgebra. El musulmán fue matemático, astrónomo y geógrafo persa que vivió entre los años 780 y 846 aproximadamente, pero sus reflexiones sobre la conducta siguen hasta nuestros días.
Hoy, mucho tiempo después, se vuelve a poner en valor la importancia de los valores en el ser humano y cómo debe desempeñarse ante la vida y ante el trabajo.
La reflexión es más que una respuesta que el matemático dio al valor del ser humano:
“Si tiene ética, entonces su valor es = 1.
Si además es inteligente, agréguele un cero y su valor será = 10.
Si también es rico, súmele otro cero y será = 100.
Si por sobre todo eso, es además una bella persona, agréguele otro cero y su valor será = 1000.
Pero, si pierde el 1, que corresponde a la ética, perderá todo su valor, pues solamente le quedarán los ceros.
Así de sencillo”.
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Vivir rectamente
Las palabras nos recuerdan que existen muchos factores que influyen en la consideración que tenemos de los demás. Cuando pensamos en la amistad, buscamos a una persona que comprenda nuestras inquietudes, nos haga reír y ayude en los momentos difíciles. En la familia, buscamos el apoyo necesario para desarrollar nuestros proyectos. Cuando seleccionamos a alguien para un trabajo, buscamos experiencia y capacitación profesional. Cuando buscamos un líder (ya sea para dirigir el país, una empresa o una comunidad de vecinos), nos centramos en sus ganas de trabajar, su lealtad y su capacidad para buscar soluciones.
Da igual cuáles sean sus otras cualidades pues -como decía el sabio persa- si no tienes ética, tu valor es igual a CERO. Por encima de todas las cualidades, queremos a personas que tengan un compromiso ético.
A pesar de su importancia, la ética no está de moda. La educación está centrada en la adquisición de conocimientos. El mercado laboral sirve para poner en práctica esos conocimientos y adquirir experiencia para resolver mejor y más rápido los problemas que se plantean en el trabajo. Sin embargo, la historia ha demostrado que el conocimiento y la experiencia no son suficientes para la construcción de un mundo más justo, libre e igualitario. Con un poco más de ética, habríamos evitado el desastre financiero que abocó a una crisis mundial sin precedentes.
La ética es una forma de vivir centrada en la virtud (alma). Es una asignatura viva y que se practica a diario. Al igual que los músculos se fortalecen en un gimnasio, la coherencia no es fruto del azar ni de la improvisación. Responde a una voluntad decidida (voluntad al Bien) de tener un compromiso ético que ponga valor (alma) a nuestras acciones.
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“Por primera vez en la historia, la supervivencia física de la especie humana depende de un cambio radical del corazón humano” (Erich Fromm).
Si bien la reflexión tiene varios siglos, es innegable que aún puede ser aplicada a nuestros días a cómo debemos actuar ante ciertas situaciones de la vida privada y profesional, en definitiva ante la Vida Misma, destacando que la ética (coherencia, así como es arriba es abajo) debe ser lo más importante.
“Aunque seamos ignorantes, si actuamos con rectitud estaremos actuando sabiamente” (I-Ching).
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