por K. Parvathi Kumar
Uno no puede ser un Brahmin (espiritualista) por nacimiento. Uno puede convertirse en Brahmin solamente a través de su naturaleza y acciones. A él nunca le importa la riqueza objetiva de la vida. Él no acumula nada en la vida (incluso conocimiento). Su objetivo en la vida es el bienestar de los demás. Cuando no tienen trabajo en la objetividad, ellos se quedan en el interior el resto del tiempo. Un Brahmin sigue experimentando lo Divino en todo momento, dentro y fuera también.
Cuando un Brahmin habla, el conocimiento se extiende a través de ellos y la conciencia de la gente a su alrededor se expande. Viendo sus caras, uno puede permanecer en un estado de calma. No es un aspecto de belleza objetiva. La cara irradia luz y felicidad a los alrededores. El Señor protege a un ser así porque esa persona no piensa o habla sobre sí mismo.
Los verdaderos Brahmines están siempre protegidos y cuidados por El Señor. A los demás se les regula como y cuando es necesario. El Señor cuida a los verdaderos Brahmines (espiritualistas). Los Brahmines son aquellos que llevan una vida muy regulada. Llevan una vida muy disciplinada y rítmica. Hay una confianza y consistencia en sus patrones de funcionamiento. No se comportan de forma aleatoria. Siempre están estables en su mente. Ellos siempre están protegidos por el Señor. Toda persona tiene la oportunidad de convertirse en Brahmin siempre y cuando obtenga el conocimiento adecuado y viva según ese conocimiento.
Si intentas escapar del karma, vuelve a ti en el futuro. El perdón es una cualidad muy importante. No es posible olvidar pero podemos perdonar. No pienses en por qué tuviste que afrontar algunas situaciones malas en la vida. Simplemente acéptalas y deja que pasen. Si esos pensamientos todavía te vienen, se aconseja rememorar el nombre del Señor en esos momentos. Vivir una vida de servicio es lo único que podemos hacer para complacer al Señor. No hay nada más que el Señor requiera de nosotros.
Sentimos que queremos hacer muchas cosas buenas en la vida pero no podemos seguirlas continuamente. Quizás queremos levantarnos temprano por la mañana pero no logramos hacerlo. La cualidad de inercia (Tamas) en nosotros nos va parando. No permite continuidad de propósito. Hemos de darnos cuenta de la existencia de la inercia en nosotros. Ese es el primer paso para superarla. Cuando Rajas (hiperactividad) es dominante, hacemos cosas al extremo o hacemos cosas innecesarias. Con Tamas nos falta acción para hacer las cosas. Ha de haber un equilibrio en nuestras acciones (Sattva). Un plato no ha de estar ni demasiado cocido ni demasiado crudo. Por eso el equilibrio es muy importante. El siguiente paso es la veneración a Vishnu. ¿Por qué Vishnu? Vishnu es el símbolo de la cualidad de equilibrio. Se aconseja rememorar el nombre del Señor como Vishnu cada mañana cuando nos despertamos para empezar nuestro día en equilibrio.
Cuando no ocurre la introspección, las cosas indeseadas pueden empezar a acumularse en nosotros y después de adquirir fuerza interiormente, pueden empezar a dominarnos. Puede llegar hasta el punto de que sea necesario un completo ajuste para empezar la transformación. Ese ajuste puede venir en forma “desafiante” (como en el caso de la muerte). La ecuanimidad es muy importante. Para que esta se establezca, hemos de tener la voluntad, la práctica y la humildad necesarias.
Si vemos las malas cualidades en los demás, indica un Rajas (hiperactividad) dominante y si no somos capaces de ver las buenas cualidades visibles en los demás, indica un Tamas (inercia) dominante. Es así como Rajas y Tamas dominan nuestra Mente y causan distorsiones. Estos pensamientos son similares a las imágenes distorsionadas. Causan ilusión en nosotros. Estas ilusiones son difíciles de eliminar y pueden empezar a actuar haciendo que creamos que las ilusiones son verdaderas. Es entonces cuando uno necesita estar regulado y la naturaleza se cuida de esa regulación. Al principio nos advierte y se hace más estricta si no hacemos caso a la advertencia. Como aspirantes, hemos de aspirar a entrar en un estado de equilibrio permanente. En ese estado, la persona nunca está dominada por Rajas o Tamas. Ese es el estado en el que viven todos los devotos. Ellos permanecen en equilibrio en todo momento y no están afectados por ninguna situación. En ese estado de equilibrio, empieza a vivir para el bienestar de la creación.
El trabajo es obligatorio en la creación. Permite la existencia en la creación. Uno no puede estar cómodo en la creación sin hacer lo que debe ser hecho por él. Lo que hay que hacer es diferente de lo que se desea hacer. Desear o querer conduce a uno a la ilusión. Cuando uno hace lo que hay que hacer, camina a través de la Tierra auto-realizándose plenamente.
El tipo de pensamientos que obtenemos naturalmente muestran la cualidad de nuestra mente. Debes asegurarte de que tu pensamiento, habla y acción permanezcan alineadas y trabajen para el bienestar de la Creación. Cuando actuamos para el bienestar en la entrega al Señor, el Señor cuida de nosotros. Él nos da lo que necesitamos. Hemos de entregar todas nuestras acciones al principio Divino.
“En los tiempos antiguos, en una familia, todo el dinero que los miembros de la familia ganaban se le daba al cabeza de familia y el decidía cómo debía distribuirse y utilizarse de forma adecuada. Incluso había comunidades que vivían de esta forma. Las comunidades Pitagóricas eran comunidades así. Estas comunidades existían para asegurar que uno no permaneciera individualizado. En esta Era de Kali, estas prácticas se han perdido y cada uno gana para sí mismo y lo utiliza para sí mismo. Hay una fuerte individualización”.
La felicidad permanente nos llega si siempre permanecemos al servicio de los demás.
Todos los seres somos UNO y no somos diferentes unos de otros, aunque parezcamos individuales. Solo aquellos que se dan cuenta de esta verdad pueden curar sin medicinas. Esto es porque ellos no ven el sufrimiento de los demás, distinto de su propio sufrimiento. Ellos ven la conciencia y el prana (vida), en todos como el UNO. Así ocurre la curación. De este modo curarse a sí mismo no será muy difícil. Has de fijarte en la curación de los otros y entonces serás cuidado. El Señor está complacido cuando procuras por el bienestar de los demás.
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