por Jeff Foster
¿Por qué mantenemos en pie un relato de nosotros mismos? ¿Por qué necesitamos un relato, el que sea, que nos defina? ¿Por qué no dejamos que la experiencia presente sea tal como es, sin que finjamos que es lo que no es? ¿Por qué necesitamos vivir con una imagen de quiénes somos? ¿Por qué no podemos sencillamente ser sinceros acerca de la experiencia presente? ¿Por qué no podemos sencillamente admitir lo que está presente y descubrir que lo que está presente ya ha sido admitido en lo que somos?
En realidad, no anhelamos encontrar lo que buscamos; anhelamos descubrir que somos lo que estamos buscando, incluso en medio de sentimientos de fealdad, de fracaso, de debilidad, de inseguridad, de devastación total.
Qué maravilloso es conocer a alguien que es sincero respecto a sus sentimientos de fealdad. Qué íntimo es encontrarse con alguien en su fealdad, más allá de la imagen. Qué atractivo es conocer a alguien que se siente cómodo no siendo atractivo, a alguien que no intenta ser atractivo. Qué alivio -para todos- no tener que fingir más. No hay una persona fea, pues en verdad no hay una persona.
La vida se presenta con todos los aspectos, belleza, fealdad, y todo lo que hay entre ellos – en el espacio abierto que soy, y a todos se les permite ir y venir en él. Lo contengo todo. Lo abarco todo. Lo incluyo todo. Lo encuentro todo en mí. Soy bello. Soy feo. Soy digno de amor. No soy digno de amor. Soy un éxito. Soy un fracaso. Soy jovial. Soy desdichado. Soy fuerte. Soy débil. Sé. No sé. Estoy iluminado. No estoy iluminado. Me siento seguro. Me siento inseguro.
Cuando dejas de estar en guerra con los opuestos, hay suficiente sitio para todo esto. La totalidad de la consciencia humana puede entonces pasar por ti. Todo aquello a lo que en un tiempo llamamos “negatividad” ahora forma parte de la celebración de la vida. Todas las olas tienen permiso para estar en el océano. Las ideas que albergábamos sobre lo que es negativo y lo que no es negativo se liberan completamente cuando hay una profunda aceptación.
Cuando descubres quién eres realmente -el espacio plenamente abierto que lo entraña todo-, descubres que el fracaso, la enfermedad, la fealdad, la indefensión, la inseguridad y la debilidad existen para que los abraces, no para que los eludas. El océano de la vida ya ha abrazado todas las olas -incluidas las que más tememos, incluidas las que nos parecen una amenaza mayor para quienes somos. Lo que eres no es una imagen, y ninguna ola puede ponerlo en peligro. Lo único que puede peligrar es la imagen.
Cuando empiezas a vivir como el vasto espacio que eres, el espacio en el que todo sucede, y sabes que eres la capacidad para que exista este momento, te das cuenta de que todos los sentimientos -buenos y malos, positivos y negativos- están ya aceptados profundamente en lo que eres. Llevan apareciendo toda tu vida, y no necesitas más prueba que esa. Ese abrazo total a todas las olas de experiencia es el amor que siempre has buscado.
…
…
Donaciones Amorosas
Si te ha gustado la Publicación: ¡INViTANOS A UN CAFÉ!
2 Responses
Patricia Alcala Nunez
Amo tu página! Gracias por la constante información. Cuando vienes a Mexico?
Juan Angel Moliterni
Gracias Patricia! estaremos por México hacia Septiembre, les estaremos informando muy pronto. Bendiciones!