Entre los seres hay unos con equilibrio (Sattva) dominante, hay otros con hiperactividad (Rajas) dominante y otros con inercia (Tamas) dominante. La primera categoría de seres progresa en el Sendero hacia la Divinidad, mientras que la otra categoría de seres desarrolla más la naturaleza humana o animal. Los seres con Sattva dominante están sobre todo satisfechos, naturalmente felices y en paz con sus vidas. Los seres que tienen Rajas dominante están siempre buscando más comodidad, más riqueza, más poder, etc.
Vemos esto mucho en los tiempos actuales donde los humanos están siempre haciendo esfuerzos para inventar cosas que ayudan al confort, para ganar más dinero y para obtener más poder o para asociarse con gente de poder. Quieren gobernar a los demás tanto como pueden. Es una indicación de la naturaleza animal. Además, hay gente que quiere ser elogiada y que quiere mostrar su mérito a los demás.
La manera de proceder es relacionarse con lo Divino en todo. Aprender a ver lo Divino en todo. Aprender a oír lo Divino cuando alguien habla. Que no haya juicios u opiniones a menos que se nos pida. Aprender a ver el juego de la Conciencia UNA de trasfondo trabajando en todos los seres y objetos. Observar el flujo de Conciencia en lugar de observar lo que está flotando sobre ella. La Conciencia es permanente mientras que las cosas que aparecen sobre ella son temporales. De esta manera, uno no está afectado por nada en la objetividad.
Muchas cosas ocurren en nosotros cuando trabajamos regularmente. En ese proceso, adquirimos más equilibrio, tendemos a ser más ordenados, tendemos a comprender mejor. Antes del ascenso tiene lugar la trascendencia, ocurren muchas Transformaciones en nosotros. La palabra tiende a ser magnética. Los sentidos se coordinan y cooperan con nosotros, lo que significa que no te arrastran hacia afuera a través de los cinco canales (el ojo, el oído, la nariz, la lengua y el tacto). La mente generalmente se mueve hacia afuera, y las atracciones del mundo nos llevan de aquí para allá. Como consecuencia, somos atraídos hacia afuera de una manera quíntuple (el ojo, el oído, la nariz, la lengua y el tacto), y cuando nuestra palabra no está regulada, somos atraídos de una manera séxtuple. Nuestra mente se rompe en seis pedazos y tiende a debilitarse cuando somos atraídos excesivamente hacia la vida objetiva. A través del trabajo sobre sí reunimos nuevamente los seis pedazos en uno, y recuperamos nuestra fuerza original y nuestra vitalidad normal.
También se enseña que no deberíamos depender de los demás para nuestro sustento. Debes estar orientado a tus obligaciones y orientado hacia el servicio a los necesitados. Viviendo de esta manera y relacionándose con lo Divino en todo, uno progresa en el Sendero hacia la Divinidad. Este es el estilo de vida ideal. Nos lleva hacia la realización en todos los aspectos y uno además llega a experimentar el esplendor Divino en la Creación.
Una de las dimensiones de la Iniciación que el Maestro da es permanecer en el centro del entrecejo y relacionarse con la esfera solar brillante en el centro Ajna, que es lo que se llama la Ciencia de la Luz, donde experimentamos que el rayo del Sol toca nuestra frente, y a través de nuestro centro Ajna ilumina al centro de nuestra cabeza que llamamos la luz de la cabeza. La luz de la cabeza está en el medio de la cúpula de la cabeza. Desde Sahasrara (coronario) hay una línea vertical, y luego hay una línea horizontal entre el Ajna que es el Este y la parte posterior de la cabeza donde tenemos el Oeste. Este rayo del Sol que va de Este a Oeste es intersectado por el rayo que viene de Sahasrara, donde se producirá un encendido o iluminación del Ángel Solar en nosotros, que es lo que somos.
Sucedió que una vez Nala fue a un lago una tarde, donde encontró ciertos cisnes de un brillo inusual, de una belleza inusual. Él estaba interesado en ver a esos cisnes. La belleza de estos cisnes era que las dos alas tenían colores diferentes. Un ala era de color dorado. La otra ala era de color diamantino brillante. Un ala era de color diamantino, la otra ala era de color dorado, representando al principio de la Conciencia y también al principio de la Vida. El principio de la Vida se expresa como el dorado, el principio de la Conciencia se expresa como el color diamantino. Uno es color dorado, el otro es color diamantino. El hilo de la Conciencia que es llamado la corriente de Luz es de color diamantino. Posteriormente se detalla (descompone) en siete colores, y el de color dorado desarrolla el principio de la Vida. Nosotros los humanos somos una combinación de las dos corrientes, la corriente de la Vida y la corriente de la Luz. Las dos emergen de nosotros como YO SOY desde Ajna.
La invocación que el Maestro EK nos dio es: “Que la Luz que está en mí sea la Luz que me guíe”. El origen de esa luz en nosotros es YO SOY, y podemos encontrarla en nuestra frente. Comienza desde allí (parte superior de la cabeza) y desciende en cinco pasos en dimensiones diferentes. YO SOY funciona aquí (Ajna) y descansa en el corazón. Esta área desde la parte superior del diafragma hasta la frente (Ajna) es el área del YO SOY. Tenemos que estar más allí de una manera vertical y salir horizontalmente al mundo exterior cuando es necesario.
Paralelamente a nuestro trabajo en la objetividad, regresemos al corazón, movámonos hacia la frente y permanezcamos allí. Esa es la práctica para todos los tiempos por venir cuando no tengamos nada que hacer en el mundo exterior. De esa manera construimos las verticales. Una vez que construimos las verticales, lentamente tendremos la posibilidad de ascender. El área del YO SOY es desde el diafragma o desde el centro del corazón hasta el centro Ajna. Más arriba (más allá de la cabeza) la situación es diferente. Por lo tanto, tenemos que estar más dentro de esta área (desde Ajna al corazón).
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