El Uno en Todo

con 2 comentarios

por K. Parvathi Kumar

kumar1La enseñanza principal del Bhagavatam es ver lo Divino en todas las formas dentro y a nuestro alrededor. Cuando vemos formas diferentes y oímos nombres diferentes, hemos de recordar que todos ellos son UNO en esencia. De otro modo, empezamos a diferenciar entre las formas y calcular cuál es más importante. Hay muchos Maestros que conocemos que si les preguntamos: “¿Quién es el mejor de todos?”, significa que has fracasado en ver la verdadera esencia en todo. Si tú ves el UNO Divino en todo, entonces la cuestión de quién es más importante o mejor no surge en absoluto.

Si esta enseñanza se comprende, entonces no tendrás ningún conflicto, veas lo que veas en esta creación. No rechazarás nada porque todo es Divino. Así pues, este pensamiento es lo que debería establecerse en nosotros.

El principio Divino ha descendido a esta creación en cada forma existente. En el proceso, muchos seres llegaron a existir y lo Divino impregna todos y cada uno de ellos. Hemos de recordar esta verdad. Solamente entonces, el principio Divino puede realizarse. Si tú ves las formas como diferentes e intentas diferenciarlas, entonces nunca realizarás el principio Divino.

Cuando vemos todo lo que nos rodea con ojos abiertos, hemos de recordar la esencia Divina en cada cosa que vemos. Entonces, cuando cierras los ojos, puedes alinearte fácilmente con la Divinidad dentro. Si ves gente o cosas a tu alrededor con muchos gustos o aversiones, entonces cuando cierras tus ojos, el mismo tipo de pensamiento fluye a tu mente y no puedes experimentar lo Divino. Ver lo Divino fuera es muy importante para ver y experimentar lo Divino dentro. Si estás encallado con muchas opiniones sobre el mundo externo (como por ejemplo, las políticas), entonces es muy difícil experimentar algo dentro.

Dhruva dice: “¡Oh Señor! Aunque impregnas a todos los seres en la creación, permaneces por encima de todos ellos y presides sobre ellos”. No hemos de pensar que el Señor es solamente la creación completa y sus seres. El Señor está más allá de esta creación también. Es así como está desapegado de toda la creación, aunque él lo impregna todo. Podemos tomar como ejemplo el poder eléctrico iluminando las lámparas que dan diferentes niveles de luminosidad.

Una bombilla pequeña da muy poca luz. Una luz de inundación da una luz que se extiende a una larga circunferencia. ¿No es la misma electricidad la que está dando electricidad a las dos? Pero la producción de luz es completamente diferente y la producción de luz depende del instrumento. Aquí también, la comprensión del poder Divino depende del nivel de Buddhi (luz del alma) de cada persona. A medida que tu Buddhi se expande, tu comprensión de lo Divino aumenta. Cuando tu Buddhi se expande, gradualmente te das cuenta de la verdad de tu existencia. Te das cuenta de que lo Divino está existiendo como tú. Aquellos que recuerdan esta verdad se les llama devotos del Señor. Incluso los devotos pueden olvidar esta verdad a veces debido a maya (ilusión). Pero ellos se dan cuenta de su error rápidamente y ajustan.

sura-asuraEn cada persona, como el principio Divino es la base, hay fuerzas a la derecha e izquierda que nos van tirando hacia la objetividad. Las fuerzas de la izquierda se llaman fuerzas Asura que van tirando de nosotros hacia las cosas objetivas, mientras que las fuerzas de la derecha se llaman fuerzas Sura y van tirando de nosotros hacia las cosas subjetivas. Son como las fuerzas centrípetas y centrifugas que van actuando en la leche y solamente cuando se equilibran, se hace la mantequilla, lo cual puede compararse a la formación de un cuerpo inmortal. Eso significa que para que uno se convierta en Yogui y se mueva hacia la inmortalidad, uno ha de llevar una vida equilibrada.

Uno ha de llevar a cabo todas las obligaciones objetivas que uno tenga en la vida y al mismo tiempo, uno ha de practicar la vida subjetiva a través de la veneración y la meditación. El Señor es la base para estas dos fuerzas en la creación, aunque aparecen como siendo opuestas. Pero ambas fuerzas son necesarias. Es solamente debido a ambas fuerzas que tenemos la existencia de la creación sutil y densa.

Las creaciones sutil y densa existen debido al equilibrio y aparente oposición entre estas dos fuerzas. Un Yogui nunca se altera ni por las fuerzas de la izquierda ni por las de la derecha. Un Yogui es amigo de ambos seres, los celestiales y los diabólicos. Él es todo amistad porque es un ser equilibrado. Un Yogui es capaz de equilibrarse entre estas fuerzas porque permanece con el UNO del que surgen estas dos fuerzas. Si tú estás con el principio sintetizador entonces nada te afecta. Por eso se dice que uno ha de elegir el camino dorado del medio. No te inclines hacia la derecha o hacia la izquierda. No has de descuidar ni la objetividad ni la subjetividad. Progresarás bien si te mantienes en equilibrio entre las dos.

Por ejemplo, hoy es un día muy soleado y caluroso, y quizás antes de venir a la clase tengas un pensamiento de la izquierda: “¿Debo ir a la clase de hoy con este calor? ¿Por qué mejor salteármela solo hoy?”. Al mismo tiempo, tienes el pensamiento de la derecha: “Sería bueno si voy y me siento a escuchar la clase”. Entonces, si tu izquierda es más fuerte, no vendrás a la clase. Si tu derecha es más fuerte, vendrás a la clase.

Cuando vienes aquí, ¿qué pasa si tu izquierda no se desperdicia, sino que tu derecha e izquierda encuentran equilibrio? Esa es la belleza de la energía Divina. Eso es lo que hace la veneración hacia lo Divino. Asegura un equilibrio entre la derecha y la izquierda y te mantiene en el sendero medio. Vas hacia la derecha cuando es necesario y hacia la izquierda cuando es necesario, pero sino, permaneces en el medio y observas.

La creación funciona debido al equilibrio entre estas dos fuerzas. Mientras estas dos fuerzas se mantienen como fuerzas opuestas, algunos encuentran el equilibrio entre las dos y se convierten en Yoguis. Los Yoguis que mantienen las experiencias en ambas, la objetividad y la subjetividad por igual se llaman Raja Yoguis. Ellos pueden vivir con todas las comodidades de este mundo y pueden vivir sin ninguna comodidad.

Aquellos que veneran al Señor sin ningún deseo, el Señor los cuida completamente y la naturaleza se asegura de que reciban las comodidades adecuadas de vez en cuando. Eso es a lo que deberíamos aspirar. No hay nada malo en tener deseos, aunque hemos de esforzarnos en alcanzar un estado más allá de los deseos. Es parte del proceso de aprendizaje.

equilibrio

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2 Responses

  1. ANA MARÍA ARNAO HERNÁNDEZ
    | Responder

    AGRADEZCO PROFUNDAMENTE LA INFORMACIÓN. TAMBIÉN AGRADECERÉ QUE NOS BRINDEN UN LECTOR.

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