Desde el principio del Período Terrestre, la Jerarquía Creadora de Escorpio ha dado a la Humanidad modelos de pensamientos-forma cósmicos. Mediante esos modelos, el hombre ha aprendido a construir sus encarnaciones características. Por ello, los miembros de la Jerarquía de Escorpio se denominan Señores de la Forma.
En los tiempos antiguos de la humana evolución, los estudiantes de los Templos de Misterios eran capaces de contactar directamente con las jerarquías celestiales y de observar el inmenso servicio que están prestando a la raza humana. Por esa razón, el mensaje de las estrellas se incluía entre los estudios del Templo, y a ningún estudiante se le permitía recibir esa instrucción sin una ardua y larga preparación.
Transmutación es la nota-clave dominante de Escorpio. Durante el período entre el equinoccio de Libra y el solsticio de Capricornio, cuando la dorada fuerza de Cristo va penetrando, poco a poco, en esta esfera, el arcángel Miguel, el segundo en gloria y poder tras el mismo Cristo, se encarga de limpiar y transmutar una acumulación de deseos perversos del hombre, que flota, como una oscura nube miásmica, sobre la Tierra.
Juntos, ambos, purifican y transmutan los pensamientos-forma negativos del hombre, que pueblan la atmósfera mental del Planeta. Gracias a ese trabajo, es posible al hombre obtener materia mental y de deseos más pura, para la construcción de sus cuerpos mental y de deseos. Éstos, a su vez, inciden y fortalecen los vehículos etérico y físico.
Escorpio juega el papel en la Regeneración que debe preceder a la Iluminación. Esta última sólo se puede conseguir después de que los principios del fuego y el agua han sido conducidos a una unión armoniosa (Libra).
Las condiciones externas nunca pueden ser dominadas hasta que las fuerzas discordantes u opuestas, dentro de uno mismo, hayan sido armonizadas (primero).
La generación deberá haber sido transmutada en regeneración. Entonces, los factores que separan a estas dos ramas opuestas de la Humanidad, se habrán convertido en el principio que los une a todos en armonía.
Sólo mediante el estudio de la ciencia espiritual de las estrellas, puede alcanzarse un completo significado con claridad y definitivamente.
Escorpio lleva la promesa de un tiempo en el que el dolor, la enfermedad y la muerte ya no existirán.
En la Nueva Era, que ya amanece, los pioneros trocarán la generación por la regeneración, lo irreal por lo real, lo transitorio por lo permanente. El placer será sustituido por el amor y la inmortalidad ocupará el lugar de la mortalidad.
Cuando un discípulo del Sendero de Santidad sigue el dorado rayo de Cristo hacia el corazón de la Tierra, emplea el período de Escorpio como tiempo de transmutación.
Intenta sublimar el mal en bien, la oscuridad en luz, lo negativo en positivo, en cada fase de la vida diaria. Se dedica a sí mismo, a la tarea de transmutar el poco temple de su naturaleza inferior, en el oro puro del espíritu.
El laboratorio en el que lleva a cabo este gran trabajo, es la espina dorsal, a veces denominada: “El Sendero del Discipulado”. Cuando su fuego purificador es despertado, actúa, primero, en la base de la misma. Cuando asciende, el fuego espiritual se une con el correspondiente fuego espiritual de arriba, creciendo ambos gradualmente en volumen y fortaleza, hasta que el cuerpo entero del discípulo se llena de luz. Alcanza entonces la Iluminación, que resulta visible a todos los que poseen la visión interna.
Y es entonces cuando, por primera vez, su naturaleza inferior es, literalmente, consumida por el fuego celestial, convirtiéndose a sí mismo en una antorcha que alumbra su propio camino hasta el corazón de la Tierra (un Portador de Luz), donde habita el esplendor de Cristo.
Cuanto más sincera sea su dedicación, tanto más avanzará en el Sendero a cada retorno de la estación, hasta que, finalmente, sea declarado digno de participar en la Fiesta de la Luz que tiene lugar la Noche Santa.
Tanto bíblica como astrológicamente se dice que Escorpio tiene dos notas clave, lo cual ilustra cuanto se ha dicho sobre este signo: Para el neófito, “Bienaventurados los puros de corazón, porque ellos verán a Dios”; y para los iluminados: “Mostraré cosas que se han mantenido secretas desde la fundación del mundo”.
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Nota. Notas de Corinne Heline, Fraternidad Rosacruz de Max Heindel.…
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