Cáncer es el signo más profundamente místico. En las aguas cósmicas de Cáncer se encuentran los gérmenes que animan las formas pertenecientes a todos los reinos de la naturaleza.
Los antiguos representaban a Cáncer como una mujer con la luna a sus pies y una corona de doce estrellas sobre la cabeza. Este símbolo fue empleado por San Juan en la Revelación para representar el triunfante regreso del femenino caído, la Eva del Génesis, a su estado divino original.
Esta exaltada figura femenina representa a los Grandes Iniciados de la Jerarquía de Cáncer conocidos como Querubines. Uno de los más altos iniciados de esta Jerarquía es la Madre Cósmica del universo al que este planeta Tierra pertenece.
El Sol, en su anual tránsito a través de Cáncer, alcanza el punto más alto de su ascensión septentrional en el Solsticio de Verano. Su radiación física alcanza el máximo en el hemisferio norte (arquetípicamente hablando), por lo que los días son los más largos y las noches las más cortas. Es el mediodía más alto del año y su nota clave es Luz.
Cáncer es el signo más femenino de los cielos. En armonía con este hecho, el signo contiene un pequeño grupo de estrellas ordenadas de modo que semejan un pesebre.
Del corazón de Cáncer brotan las aguas de la vida eterna en la que han germinado las semillas de las formas que animan todos los reinos de la tierra. El Solsticio de Verano se produce cuando en Sol entra en Cáncer (el 21 de junio) y está sintonizado con el principio de la fecundidad.
Por ello, obedeciendo a este activo principio de la naturaleza, las semillas estallan a un nuevo ciclo de manifestación. La luz, la libertad y el gozo son las cualidades dominantes de la época del centro del verano. De acuerdo con ello muchos pueblos, especialmente en Europa, celebran este tiempo con música, danzas y exuberantes fiestas (como por ejemplo, la festividad de San Juan el día 24 de junio).
A la Jerarquía de Cáncer se la conoce en la Biblia como los Querubines. El trabajo de esta Jerarquía consiste en guardar lugares sagrados. Flotan sobre el Sancta Sanctorum. Mediante un proceso de iniciación, al aspirante se le enseña a formar en su interior ese Sancta Sanctorum.
El recipiente con el maná del Arca de la Alianza es un símbolo de la individual Copa del Grial de cada hombre y de su sagrada fuerza vital. La Humanidad perdió el Jardín del Edén (Lemuria) a causa del mal uso de su fuerza vital y, desde entonces, los Querubines han guardado las puertas del Edén para evitar que la Humanidad no regenerada pudiera encontrar prematuramente la posibilidad de penetrar en él.
Se ha dicho que la Virgen María y los Discípulos, desde Pentecostés, se comunicaron con los Querubines, queriendo con ello significar que habían aprendido estas sagradas verdades, aleccionados por esta divina Jerarquía.
Cuando el sol alcanza el punto máximo en su ascenso, el espíritu de Cristo llega hasta el mismo trono del Padre. Su actividad entonces se enfoca sobre los planos más elevados del aura terrestre, en los que aporta nueva iluminación y renovadas bendiciones a los seres celestiales que en ellos habitan, así como a las almas que en su evolución espiritual entre dos encarnaciones físicas han alcanzado esos altos niveles.
De acuerdo con todo ello, es también en la época de verano cuando un hombre iluminado, seguidor de Cristo en el Sendero de Santidad, se puede elevar conscientemente a esos planos, contactar con los habitantes celestiales y seguir aprendiendo sobre las fuerzas de la naturaleza. Allí se comprende cómo los espíritus de la naturaleza del agua y el fuego, las ondinas y las salamandras, respectivamente, trabajan en primavera y verano en el crecimiento de las plantas; y cómo los del aire y la tierra, las sílfides y gnomos, trabajan en otoño e invierno en la muerte y desintegración de las plantas.
En aquel exaltado plano, el que sigue el Sendero de Santidad se halla frente al verdadero misterio de la vida. Sólo los puros de corazón alcanzan ese nivel. Los que tengan las manos manchadas de sangre no podrán jamás levantar el velo de ese lugar sagrado.
El que quiere descubrir el secreto de la vida no lo logrará hasta que, tanto sus manos como su corazón, sean castos y limpios. Sólo a esos se les permitirá la constatación de la unidad de la vida toda.
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Éstas son verdades que pertenecen especialmente a la Jerarquía de Cáncer y no es posible su transmisión directa al plano terrenal. Para ello son traspasadas por los Querubines a la Jerarquía de Capricornio, el signo opuesto a Cáncer y hogar de los Arcángeles que, al ser de una categoría inferior a la de los Querubines y, por tanto, estar sus conciencias más próximas a las de los hombres, las diseminan entre aquéllos que lo desean y están preparados para recibirlas.
Fue por eso que, en un período de Capricornio, las fuerzas de esta Jerarquía impregnaron la Tierra para que descendiera a nacer en ella el Maestro Jesús, de la semilla de David y que se convirtió en el soporte de Cristo.
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Nota. Notas de Corinne Heline, Fraternidad Rosacruz de Max Heindel.…
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