El cuerpo físico de la Tierra alcanza su mayor tasa vibratoria cuando el sol entra en Capricornio.
El símbolo pictórico de este signo es una cabra; y la cabra era el animal sacrificial durante la Era de Aries. Estos antiguos sacrificios se han ido sublimando hasta sus equivalentes espirituales, pero su significación esotérica, la significación conocida por los candidatos a la Iniciación, ha sido siempre la misma.
Para los antiguos, una cabra simbolizaba sabiduría porque, generalmente, se reconocía que el éxito en el Sendero sólo puede obtenerse mediante el sacrificio.
Saint Germain representaba a Capricornio en una imagen que mostraba una brillante aurora boreal a ambos lados de un fondo negro y, sobre el cual brillaba una estrella solitaria.
Místicamente hablando, hay dos “portales”, a través de los cuales, los egos entran en y salen de la encarnación física. Cósmicamente, esas puertas son las de Cáncer y Capricornio.
Los egos se cubren de vestiduras de carne mediante las fuerzas de Cáncer y de la Luna, pues Cáncer es el signo de la Virgen Cósmica y la Luna es su regente.
Mediante las fuerzas del signo opuesto del Zodíaco, Capricornio, que está regido por Saturno, el cosechador, tienen lugar la disolución del cuerpo mortal de los egos, y su liberación para que puedan volver a los planos superiores.
Esa corriente de almas, ascendiendo y descendiendo, a través de esas dos puertas celestiales, es la realidad cósmica que Jacob contempló en su visión. El relato bíblico dice que Jacob vio ángeles subiendo y bajando por una escalera, pero los escritores bíblicos emplearon el término “ángel” en el mismo sentido en que ahora se utiliza para designar muchas clases de seres inmateriales, incluyendo a los egos desencarnados.
Cada constelación tiene su lado sombrío, que pertenece, no a las estrellas, sino a la Tierra en que esa sombra cae. El capricornio aún no “despertado” manifiesta un gran deseo de adquirir poder personal. Las notas-clave bíblicas de Capricornio son: “Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la Tierra”.
A Capricornio se lo ha descrito como extendiéndose sobre tres distintos estadios de la evolución humana y que son: El esclavo, el conductor de esclavos y el dueño.
Como ya se ha dicho, la dorada fuerza de Cristo toca la periferia de la Tierra en el equinoccio de Libra, pasa a través del plano del deseo en noviembre (Escorpio) y a través del plano etérico en diciembre (Sagitario), para alcanzar el corazón del Planeta a la hora del solsticio de Capricornio.
Esta penetración final de la fuerza de Cristo hasta el mismo centro de la Tierra, marca la Noche Santa del año, cuando una calma y un silencio profundos impregnan la tierra entera.
Luego sigue una poderosa oleada de todas las fuerzas vitales del Planeta. Es esta nueva infusión de vida en la naturaleza la que ha sido maravillosamente descrita en varias leyendas de Nochebuena, en las que se asegura que, incluso los miembros de los reinos vegetal y animal, rinden humilde obediencia a la mística hora de medianoche.
Cuando esa poderosa fuerza de Cristo entra en la Tierra, se libera un impulso que acelera la vida y espiritualiza las condiciones de toda la esfera terráquea. Como esa labor, sanadora y redentora, se viene repitiendo año tras año, la Tierra pasará, de un estado discordante, a otro de armonía universal.
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El odio, la enemistad y el conflicto, finalmente, desaparecerán. Entonces, aquella gloriosa imagen, descrita por Isaías hace tanto tiempo, se convertirá en una realidad: “El hombre convertirá sus espadas en rejas de arados, y sus sables en podaderas, y no habrá más guerra, y la paz cubrirá la Tierra como las aguas cubren el mar”.
Uno de los objetivos principales de las sucesivas vidas sobre la Tierra, es el de que el hombre libere su mente de los lazos de su naturaleza de deseos para que la primera se convierta en instrumento del espíritu.
Ha de volver una y otra vez, hasta que haya aprendido la lección. Las personas cuyas vidas están más motivadas por la razón que por el deseo son excepción y, entre ellas, las que se guían por un intelecto espiritualmente iluminado, son extremadamente raras.
Por fin, parte de las semillas cayeron en buena tierra y fructificaron y produjeron el ciento por uno. Esto se refiere a los pocos que han equilibrado el corazón y la mente, estado superior que es el ideal Crístico para toda la Humanidad.
Cuando un aspirante aprende a equilibrar esas dos fuerzas, es digno de recibir y diseminar los Misterios del Reino de Dios.
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Nota. Notas de Corinne Heline, Fraternidad Rosacruz de Max Heindel.…
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