Jardines de la Presencia, por Juan Angel Moliterni
Serie de Pensamientos semilla capaces de elevar el espíritu, de abrirte el entendimiento y, poco a poco, de guiarte al jardín de la Presencia que hay ti. Mantén una conciencia abierta, y el Maestro sembrará en ti las semillas potenciales de sabiduría.
A lo largo de siete milenios de historia, nuestras prácticas espirituales, nuestras tradiciones religiosas y la literatura sagrada nos han aconsejado reconocer que la vida humana es mucho más que huesos, carne, musculo y pelo; mucho más de lo que es obvio a primera vista. Ahora, con el uso de sofisticados instrumentos y gracias a las mentes más privilegiadas de nuestros tiempos, un estudio de dos décadas de duración para trazar el mapa del código genético humano ha llegado precisamente a la misma conclusión: “Estamos aquí como especie”, observó Venter: “porque tenemos una adaptabilidad que llega más allá del genoma”.
Con solo 300 genes que nos separan del ratón del campo, ¿qué nos hace tan diferentes? AI final, podríamos descubrir que la respuesta a esta pregunta es precisamente la clave que está en el corazón de nuestras creencias y tradiciones religiosas más preciadas. Casi a nivel universal, los relatos antiguos nos dicen que al primer ser de nuestra especie se le infundió lo que se ha descrito como una “chispa” especial, un filamento particular de esencia espiritual que nos une eternamente con otros miembros de nuestra especie y con nuestro Creador. Esta chispa es lo que nos aparta de todas las demás formas de vida. Tal vez es la misma fuerza que hace que nuestro código genético también sea diferente.
Descubrimientos recientes en el campo de la física cuántica que está evolucionando a gran velocidad, sugieren ahora que las “leyes de la ciencia” que menciona Stephen Hawking y el “Dios” de las tradiciones espirituales podrían de hecho estar relacionados en formas sorprendentes e inesperadas. ¡Al final, podríamos descubrir que se refieren precisamente a la misma fuerza!
Todos los sucesos de la creación, desde sustancias subatómicas diminutas hasta las enormes y distantes galaxias, se relacionan de alguna manera. A este campo de energía nunca antes reconocido, se le han dado nombres como “Mente de Dios”, “Mente de la Naturaleza” y “Holograma Cuántico”, y se describe como una fuerza que está en todas partes todo el tiempo, que ha existido desde el Principio y que demuestra una inteligencia que responde a nuestras emociones más profundas.
“Dios llegó a ser como nosotros
para que nosotros pudiéramos ser como Él es.
Dios es hombre y existe en nosotros
y nosotros en él”
-William Blake-
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Al cruzar los límites tradicionales que definen el lenguaje, la historia y la religión, se nos muestra el poder de una visión del mundo más grande e integrada.
En el proceso de nuestra forma física, aunque como cuerpo estábamos completos en el momento en que Dios detuvo el proceso, se nos dejó la elección de los atributos no físicos y espirituales que nos permitirían lograr nuestro potencial y alcanzar la “perfección”. Es decir que desde el principio estamos completos, pero no terminados. Dios nos dio el mandato de cambiar, de evolucionar y de participar en la tarea de completar el mundo y nuestra esencia: el mandato de ser co-creadores.
Conforme cambiamos nuestra percepción, en un sentido muy literal re-definimos también a nuestro cuerpo. La fuerza que está en todas partes, todo el tiempo, responde a la emoción humana.
La humanidad fue creada específicamente como un puente entre los mundos del cielo y de la Tierra. Cualidades de los ángeles del cielo y de las criaturas de la Tierra se unieron para crear la especie humana. Hemos heredado cuatro cualidades de los ángeles que contribuyen a nuestra naturaleza única: nuestro “poder del habla”, nuestro “intelecto analítico”, nuestra capacidad de “caminar erectos”, y la “mirada” de nuestros ojos. La humanidad tiene la sabiduría de los ángeles en cuerpos de la Tierra.
Bendiciones!
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One Response
Patricia Alcala Nunez
Woooooow!