Todo arquetipo contiene en sí una múltiple gama de ilimitadas posibles expresiones de una cualidad, lo que es limitado a la interpretación colectiva respecto a las fuerzas naturales que son los arquetipos y no el arquetipo como cualidad energética.
Existe una interacción entre el campo de posibilidades del arquetipo y aquello que se manifiesta en la experiencia material.
Saturno, simbólicamente, es el Guardián del Portal a través de la cual la dimensión arquetípica y la dimensión personal se conectan.
Estas dos dimensiones conciben la experiencia del tiempo de acuerdo a la dinámica de su estructura.
La lógica del tiempo de la dimensión arquetípica es mandálica. La dimensión personal percibe el tiempo como sucesos que se suceden linealmente y permanecen desconectados entre sí. La lógica del tiempo lineal se basa en el “movimiento hacia”, el viaje de la búsqueda del placer y la felicidad. Según Freud, el funcionamiento mental está regido por dos principios: el principio del placer y el principio de realidad.
El principio de realidad es una cualidad del arquetipo representado en Saturno. Esta noción llamada “principio de realidad” o “saturno”, desde la perspectiva de la lógica del tiempo lineal de la dimensión personal, suele ser vivida como obstáculo, aquello que se contrapone y conspira contra la realidad del deseo que busca el placer personal, la felicidad como meta. Todos nosotros seguramente hemos experimentado alguna vez el dolor que se siente cuando un deseo que busca el placer se ve frustrado por “culpa de la realidad”. Saturno, desde esta perspectiva, es, entonces, la representación del aspecto oscuro y problemático de la existencia. De hecho, por mucho tiempo esta fuerza saturnina fue percibida como maléfica. Esta interpretación de la realidad, es configurada por una autoridad superior (y externa), que atenta contra la realización de nuestros deseos personales, deriva en que Saturno sea usualmente interpretado como el responsable de nuestro sufrimiento, se lo asocia a la contracción, a los miedos y a la muerte.
La dimensión personal y su lógica del tiempo lineal, es el tiempo de nuestros relojes y fechas, un tiempo civil; en el cual la experiencia de Ser es condicionada entre dos puntos del espacio: quien creo que (imagen construida a partir de sucesos del pasado) y quien quiero ser idealmente (imagen que se proyectó hacia el futuro). El tiempo natural de los ciclos lo observamos fácilmente en las estaciones, en el día y la noche.
…
Hacia una experiencia femenina del tiempo
El tiempo arquetípicamente masculino es el tiempo del patriarcado, de las jerarquías, de la autoridad, de dios como anciano sabio. Se basa en cantidades, fechas, horarios; es decir, es una percepción cuantitativa del tiempo.
El aspecto femenino de Saturno es la percepción cualitativa del tiempo. Es decir, la vivencia de que cada instante de la existencia contiene un espectro de cualidades, así como una planta percibe la cualidad de brotar, la cualidad de contener, la cualidad florecer, la cualidad de morir. Y cada uno de estas cualidades forman un proceso completo e integral. El tiempo femenino es el tiempo de los ciclos, las ondas, los mandalas.
En la percepción holística del tiempo cíclico, los atributos de sufrimiento, opresión, miedo y muerte propios de la interpretación actual de Saturno, tiene la posibilidad de un nuevo significado. Re-significar nuestra experiencia del sufrimiento se vuelve esencial en una dimensión que persigue el placer, como idea de retorno al paraíso perdido.
El aspecto femenino recibe al tiempo, concibe su cualidad y la ejerce en el mundo. Tiene la capacidad de crear, que la inteligencia del tiempo se manifieste en el mundo de las formas.
El tiempo nos gobierna, no podemos evadir la vejez, la muerte, la finitud de nuestros cuerpos; por lo cual, cómo pensamos y encarnamos el tiempo es esencial para el despliegue de una nueva consciencia de la experiencia humana en la tierra integralmente. En la experiencia femenina del tiempo cíclico, la contracción, la frustración, la muerte son partes necesarias del proceso. Sólo que, si nuestro principal propósito es alcanzar la felicidad y el placer, como lo es para la dimensión personal, la frustración y la contracción no van a tener propósito alguno; por lo cual, al carecer de sentido, deben evitarse a toda costa.
Cuando observamos los procesos naturales, como el ejemplo del crecimiento de una planta, vemos que en los ciclos, en las distintas fases del tiempo y los procesos naturales, existe una inteligencia implícita, aunque muchas veces no la comprendamos intelectualmente. La manera en que las plantas y los animales se mueven, son guiados por un electromagnetismo terrestre. Cuando hablamos de electromagnetismo estamos hablando de ondas, ciclos, frecuencias, ritmos. El espectro electromagnético es lo que posibilita tener la experiencia del mundo material tal cual la concebimos actualmente.
Si te gusta la Publicación, dale clic al café: ¡INVÍTANOS A UN CAFÉ! (pesos ARG)
En los procesos naturales, la muerte es necesaria para la continuidad de la vida.
“La vida, en su esencia misma y carácter, es un terrible misterio: todo este asunto de vivir matando y comiendo. Pero es una actitud infantil decirle no a la vida con todo su dolor, decir que es algo que no debería estar pasando” -Joseph Campbell.
…
…
Saturno, Dios del Dharma
Cuán necesario es ahondar en las estructuras psíquicas, en los símbolos invisibles (y por lo tanto incuestionables) que dan forma a nuestras conductas, a nuestras creencias y acción en el mundo. Cuestionar las estructuras invisibles que fundamentan el mundo visible; es decir, descubrir las estructuras inconscientes que fundamentan nuestras conductas cotidianas.
Lo cual nos puede llevar directamente a una pregunta existencial de todos los tiempos, “¿Qué soy? ¿Qué es la realidad?”.
La diferencia entre la experiencia cuantitativa, masculina del tiempo, en la cual nos vemos obligados a cumplir con pautas preestablecidas; y la experiencia cualitativa, femenina del tiempo, que nos sensibiliza al orden inteligente de la naturaleza.
La encarnación del tiempo cíclico nos re-conecta con nuestro ser natural y orgánico. Con las cualidades innatas del Ser y su despliegue rítmico. Sensibilizarnos al orden inteligente del tiempo nos conecta con la dimensión llamada espiritual, la dimensión metafísica de los arquetipos y las fuerzas naturales, nos vuelve vehículos de una voluntad misteriosa, de un Dios que no es alguien viejo y barbudo, benevolente y tirano, que se encuentra por fuera del mundo, sino que el tiempo se vuelve un orden sagrado en cual lo trascendente sucede en el aquí y ahora, en los fenómenos cotidianos, en la relación con el vecino.
Volvernos vehículos del tiempo como orden creativo, como fuerza de múltiples cualidades, nos re-conecta con la naturaleza, con la esencia que mantiene la unión y el balance de la existencia.
Saturno como Guardián del Portal es la capacidad que yace en todos de volvernos responsables respecto a las necesidades cualitativas de un tiempo único y múltiple a la vez.
Volvernos responsables respecto a la naturaleza innata del Ser y el Tiempo, a diferencia de cumplir con los deseos civiles de llegar a la meta de la felicidad en cual todo sufrimiento es erradicado.
Existe una brecha dimensional entre ser responsables y ser cumplidores.
Encarnar la fuerza de Saturno a favor de nuestros deseos personales en busca de placer o a favor de la cualidad inteligente del tiempo en nosotros, es lo que hace que Saturno sea el Señor del Karma o el Señor del Dharma. Saturno es un destilador de los deseos personales que no contribuyen con el despliegue profundo de nuestro ser, y enterarnos de esto, duele, frustra, contrae.
Saturno destila con la intención de esencializar, de encontrar el elixir, el perfume. Va desde lo concreto a la esencia de aquello concreto, la ley que hace que eso concreto sea eso y no otra cosa. Estas leyes esenciales, a nivel de la experiencia humana, se encuentran en el misterioso mundo de lo inconsciente.
La personalidad, dentro del contexto de la dimensión personal, dispone de toda su energía en pos de desarrollarse creando un status quo, que es la imagen de si-mismo que continuamente está intentando satisfacer y alcanzar. Cuando la personalidad se vuelve consciente de que la auto-conciencia desde la cual se proyecto es solo parte de un momento de un ciclo mayor, puede gatillar una transformación radical acerca del propósito de la existencia.
Mientras que la tendencia de la persecución del deseo personal es la conquista del espacio, la concepción femenina del arquetipo de Saturno propone una nueva manera de habitar el tiempo y, por lo tanto, una re-definición de nuestro propósito y función como ser individual en la corriente de la vida y en nuestra comunidad.
El tiempo contiene una multiplicidad de cualidades. Es decir, este preciso momento contiene infinitas posibilidades de ser vivido. En la habilidad de permanecer relajados en el presente reside el secreto del Propósito, ya que solo en este momento que podemos volvernos sensibles a la cualidad que el tiempo, como orden inteligente, necesita expresar a través de este instante.
Podemos decir que el tiempo lineal se expresa horizontalmente, mientras que el tiempo cíclico nos posibilita sincronizarnos con la simultaneidad, que es un movimiento vertical.
La Astrología, a través de sus símbolos, representa el proceso cíclico de despliegue de nuestra naturaleza innata; el aspecto sutil, ondular, energético de nuestro cuerpo que es el alma. Si pensamos desde el mapa astrológico que cada planeta se encuentra en su momento particular dentro de su propia órbita cíclica, y que cada momento particular de los planetas conforman un sistema de orden perfecto, esta imagen nos puede facilitar la concepción del tiempo simultáneo, en cual diferentes cualidades y diferentes momentos de despliegue de esa cualidad suceden simultáneamente en un tiempo único que es ahora.
Cada cualidad arquetípica contiene dentro de sí la historia de cómo la humanidad ha interpretado esa cualidad energética por siglos y siglos. Este momento y cada momento de la vida cotidiana encierra un misterio y una fuerza de dimensiones universales que no se aplican a las concepciones del tiempo lineal en cual nuestra energía está condicionada a cumplir las metas de una autoridad que ya ni sabemos a quien cumplimos, una autoridad mitológica que habla a través nuestro.
Desde la perspectiva del tiempo simultáneo, las fallas, frustraciones, juicios, las separaciones, las muertes de un plan, de una idea, de una relación, toda muerte simbólica, tiene la función de purificarnos, de destilar aquello que no acompaña nuestra maduración real. Cuando más nos entregamos a estas muertes, más nos sensibilizamos a los ciclos y nos volvemos receptivos a los propósitos profundos de nuestra experiencia.
De esta manera Saturno es la fuerza que nos ayuda a aceptarnos tal cual somos como seres multidimensionales y cíclicos. Aceptar el milagro de la vida tal cual es, y no como quisiera que sea para que mi deseo personal se cumpla, es una puerta de iniciación al Dharma. No en vano, en la Teosofía se interpreta a Saturno como «el planeta de iniciación al camino del discipulado».
Profundizar en quienes somos es profundizar en la cualidad del tiempo que estoy siendo.
Esta en una invitación a observar y descubrir cómo funciona Saturno en nosotros, nuestro Dios interno. A concebir la unión del principio masculino y femenino a través del tiempo único y múltiple que es ahora mismo, sensibilizándonos a que este día y esta hora en particular, contiene un espectro infinito de cualidades y posibilidades que piden manifestarse. Utilizar la fuerza arquetípica de Saturno para la manifestación personal y cósmica.
Fuente: pijamasurf
…
…
One Response
Gloria
GRACIAS!!!