El Hombre Interno – El Hombre Externo

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por K. Parvathi Kumar

kumar2018El alineamiento entre el hombre interno y el hombre externo es lo que se llama el proceso de meditación. El hombre externo trabaja con la mente objetiva, los sentidos y el cuerpo. Está apoyado por el hombre interno. Éste está constituido por la fuerza vital, la conciencia y forma la base para la actividad del hombre externo. El hombre interno está cerca de la Divinidad. El hombre externo es sólo una extensión del hombre interno. El proceso del pensamiento tiene lugar con la conciencia como base. Si no fueras consciente, no existiría tal cosa como pensar en diversidad de formas.

El pensamiento es la base de todas las acciones externas y de la interacción con la objetividad. El hombre externo también depende de la existencia de la fuerza vital en su interior. Sin fuerza vital, sin conciencia, no hay nada que el hombre externo pueda hacer. Pero el hombre está más ocupado con el aspecto externo periférico de la vida y de lo que menos se ocupa es del soporte interno sublime. Hay una actividad interna muy profunda e importante sin la cual no existiría el hombre externo.

Frecuentemente, el hombre mental olvida su base. Olvidar la base sobre la cual se erige es la cualidad especial del hombre. Descuida a sus padres, descuida a los profesores que constituyeron la base de su crianza. Descuida a todos aquellos de quienes recibió ayuda porque está ocupado consigo mismo. No tiene tiempo de mirar atrás y ver la ayuda que está recibiendo. La ayuda que proviene de la fuerza vital es la más importante. Si esta fuerza no estuviera, no habría actividad, ni buena ni mala. De la misma manera, si no hay mucha consciencia, no hay mucha actividad externa.

Estos dos importantes aspectos tendrán que ser alineados conscientemente. Se considera que el alineamiento con la base de nuestra propia existencia es el proceso de la meditación. El logro de ese alineamiento se llama “estado de meditación”. Cuando alcanzas el estado de meditación, te reconoces a ti mismo como una conciencia pulsante. El aspecto pulsante es la vida, el aspecto de la conciencia es el del conocimiento. Lo que se intenta es el alineamiento con nuestra propia base. Es como regresar a casa, porque estar con la mente es como entrar en un bazar – hay demasiadas cosas. Si tienes que descansar, tienes que regresar a casa.

Esa casa es la conciencia pulsante que eres. Cuando eres un principio pulsante, eres tú mismo. Esta conciencia atraviesa muchas modificaciones cuando nos proyectamos hacia el exterior. Al despertarnos, pasamos por muchas modificaciones y la consiguiente palabra y acción.

¿Cómo somos sin estas modificaciones? ¿Cómo somos sin esa serie de pensamientos? ¿Cómo somos como el original sin esas modificaciones? Estas son las preguntas que siguió la gente para inventar el proceso de la meditación. ¿Qué somos como originales? ¿Cómo nos hemos modificado?

El original es el ser y la modificación es el devenir. Esencialmente somos seres, y periódicamente devenimos. Pero todas esas variedades del devenir están sobre la base del ser.

Nos convertimos en comedores por un tiempo, nos convertimos en habladores por un tiempo, nos convertimos en pensadores por un tiempo. Como éstas, hay variedades. Nos convertimos en amigos, nos convertimos en conductores y conducimos el vehículo, nos convertimos en viajeros cuando viajamos. Como estos, hay millones y millones de “devenires”. Nosotros no somos ninguno de ellos. Somos seres.

El ser tiene mil maneras de devenir, así como el océano único emerge como variedades de olas. Esencialmente somos la conciencia oceánica y nos convertimos en olas, pero no somos olas. De modo que nosotros no somos todas nuestras proyecciones. Yo no soy indio; esto es una proyección. Yo no soy español, esto es una proyección. Yo no soy alemán. Yo no soy nada de lo que proyecto. La proyección es para el momento. Yo no soy maestro, me proyecto como maestro. En el momento en que se termina la clase, me convierto en conductor para conducir hacia mi casa. Así, todo lo que proyectamos no es lo que somos.

La gente se queda pegada a sus proyecciones, a sus formas, a sus hábitos, a sus opiniones, a su nombre. Incluso el nombre es una proyección, es una facilidad para funcionar en el exterior, pero tú no eres tu nombre. Todo lo que brota de la conciencia es una proyección. La misma Conciencia es una proyección de la Existencia Pura.

La consciencia se convierte en la base de todas las proyecciones secundarias. La Conciencia es la proyección primordial. Esto es la Luz. La meditación es contemplar sobre la Luz, que es la base de todo el pensamiento, cuyo otro nombre es conciencia, o para conectar con el principio vital en ti. Estos dos caminos están desde el principio. Es para regresar al ser, tal como regresa la ola al océano.

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