Por qué la hierba fue tan determinante para la evolución humana
por BBC Mundo
Estamos acostumbrados a vivir con la hierba cerca, en las ciudades y en el campo, un tipo de planta que nos ayudó a ser humanos y a que creciera nuestro cerebro. Hasta hoy en día, la mayor parte de la alimentación humana viene de las gramíneas.
Se trata de un ciclo en el que probablemente no has pensado mucho, pero es esencial para el ser humano.
La leche que le pones al café o al cereal en el desayuno, ¿de dónde viene? ¿Cuál es el origen de la carne que comes o el queso que utilizas en tu sándwich?
Es la hierba: la vaca se alimenta de esa pequeña planta y es así como todo comienza.
“Los seres humanos somos hierba carnificada. La domesticación de la variedad silvestre de esa planta es nuestro punto de partida como especie”, afirma Tim Dee, autor del libro “Cuatro Campos”, dedicado al análisis de hábitats en distintas partes del mundo.
Y añade: “Casi todo lo que vive en la Tierra, tiene alguna vinculación con la hierba. Tres de los principales alimentos que cosechamos y consumimos son el arroz, el maíz y el trigo, que pertenecen a esa especie. Es uno de los grandes motores del mundo”.
Se han documentado alrededor de 11.000 especies de hierbas que crecen en todos los rincones del planeta.
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Cerebros más grandes
Al pensar en esta planta, solemos imaginarlas pequeñas. Pero su tamaño varía, pueden llegar a ser tan altas como un bambú de 30 metros, cuyo tallo se utiliza para la fabricación de mástiles de barcos o pisos de parqué.
Muchas, sin embargo, son de tallo blando, pequeñas y perecen al año de dar su fruto.
En cualquier caso, el que se hubieran convertido en una parte tan importante de nuestra nutrición marcó nuestra evolución.
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Cuando nuestros ancestros empezaron a comerlas pasamos de homínidos a humanos. Y cuando las cocinaron, nuestro cerebro cambió.
“En África, hace aproximadamente un millón de años, los elementos fundamentales para la sobrevivencia de los humanos eran el fuego y la habilidad de cocinar”, explica Howard Thomas, profesor emérito de biología de la Universidad de Aberystwyth, en el Reino Unido.
“Al cocinar un almidón (la principal reserva energética de una gran variedad de vegetales) se genera, justamente, energía. Un momento clave en la evolución de la humanidad fue el momento en el que se empezó a cocinar la hierba: el tamaño del cerebro empezó a incrementarse”, afirma Thomas.
El biólogo señala que, como consecuencia del consumo de almidón, la población se multiplicó por diez en pocos miles de años.
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Secretos de sobrevivencia
La historia de las hierbas se remonta 70 millones de años. En ese entonces, las selvas dominaban la vegetación.
Y para subsistir, tuvieron que adaptarse. Lo lograron adoptando la manera de vivir de los árboles que “colonizaban”, y cuya variedad era extensa.
“Desarrollaron tres armas. La primera fue su resistencia al fuego, su punto de crecimiento es bajo, lo que implica que el fuego le pasa por encima y puede volver a creer”, indica Thomas.
“La segunda es que se adaptaron a los animales herbívoros y al que estos las pisaran sin mayor consecuencia. Y la tercera es que incluyeron a los humanos en su proceso de sobrevivencia: el maíz, por ejemplo, necesita ser cultivado por una persona, quien, a su vez, depende de ese grano para alimentarse”, concluye el catedrático.
Curiosamente, las hierbas también comparten algo más con los seres humanos.
“Es fascinante como la molécula de clorofila (presente en todas las plantas) se parece a la de hemoglobina presente en nuestra sangre”, comenta el artista británico Dan Harvey, quien se dedica a la creación de piezas de arte con grama como elemento principal.
Y prosigue: “La única diferencia es que en la clorofila tiene magnesio, mientras que la hemoglobina tiene hierro”.
Probablemente en eso tampoco habías pensado. De ahora en adelante, cuando veas la hierba, quizás lo hagas de una manera diferente.
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Olvidar este nutriente puede dejarte con poca energía
Por Casey Seidenberg
De vez en cuando, mis hijos adolescentes reconocen mi educación nutricional, admiten que en realidad podría saber algo que ellos aún desconocen y me piden consejo. Esta semana, se quejaban de estar completamente agotados, cansados por las horas de fútbol y por el regreso a las clases. Tenían dudas sobre si almacenarían la energía suficiente para terminar todos los estudios esa noche, y mucho menos para repetir lo mismo al día siguiente.
Por supuesto que no hay un elixir que pueda acelerar mágicamente el metabolismo o hacer que se sientan tan frescos como después de una buena noche de sueño.
Sugerí que debían estar seguros que comían durante los días largos y agotadores. Insinué que, tal vez, su decisión de andar dormitando durante el desayuno, hablar con sus amigos durante el almuerzo y comer a toda prisa podría dejarlos sin todos los nutrientes, especialmente el hierro que necesitan.
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¿Por qué el hierro?
El hierro es igual a la energía. El trabajo principal del Iron (así aparece en la tabla de elementos) es ayudar a transportar el oxígeno de los pulmones a cada célula del cuerpo. Cuando no recibes suficiente oxígeno para tus células, te sientes agotado y débil. ¿Te suena familiar?
El bajo nivel de hierro es la deficiencia más común de nutrientes en Estados Unidos. Incluso si tus hijos no tienen deficiencia de hierros, no va mal darles un poco más de oxígeno a sus células.
Piénsalo: recibir oxígeno en nuestros cerebros, músculos y corazón seguramente parece que ayudaría a dar energía a cada una de estas partes del cuerpo. De hecho, si nuestras células no obtienen el oxígeno que requieren, comienzan a morir. Te hace querer respirar profundamente ¿te ha pasado alguna vez?
El oxígeno en el cerebro afecta, en gran medida, al rendimiento cognitivo. Si el cerebro no está recibiendo suficiente oxígeno, no será tan agudo como podría serlo. De hecho, el cerebro usa el 20 por ciento de todo el oxígeno del cuerpo, por lo que el trabajo de entrega de hierro es vital.
El rendimiento atlético también se ve afectado cuando los niños no obtienen suficiente hierro ya que los músculos también requieren grandes cantidades de oxígeno. La función inmune y la capacidad de evitar los resfriados también se ven afectadas cuando un cuerpo no tiene suficiente hierro.
Eso es esencial para muchas funciones enzimáticas, ya que nos ayuda a digerir los alimentos y a absorber los nutrientes. Cuando podemos acceder a todas las proteínas, grasas y carbohidratos de nuestras comidas, tenemos más energía y somos más saludables. El hierro ayuda a equilibrar los niveles de hormonas, esenciales para cualquier adolescente. El hierro también ayuda a regular el metabolismo y crea una piel, unas uñas y un cabello saludables.
Aunque el bajo nivel de hierro puede contribuir a los moratones, voy a seguir con la suposición de que los innumerables hematomas en los cuerpos de mis hijos son el resultado de demasiados golpes mientras juegan al fútbol y no por la falta de espinacas.
Los niños y los adultos que beben cafeína pueden estar agotando sus cuerpos de hierro. La cafeína inhibe la absorción de hierro, dificultando que el mineral esencial llegue a nuestras células con el objetivo de “hacer su magia”. La angustia digestiva también puede inhibir la absorción de hierro. El exceso de ejercicio puede dañar los glóbulos rojos, las células que transportan el oxígeno por todo el cuerpo, por lo que el cuerpo puede necesitar incluso más hierro cuando haces mucho ejercicio.
Las mujeres necesitan más hierro en la dieta que los hombres por la pérdida de sangre durante la menstruación. Cualquiera que se apegue a una dieta vegetariana o vegana debe centrarse en la ingesta de hierro porque las fuentes vegetarianas de hierro se absorben en el cuerpo de manera diferente.
El tipo de hierro Heme, que se encuentra en alimentos de origen animal como carne, aves, pescado almejas y huevos, es dos o tres veces más utilizable que el hierro sin ese componente, que se encuentra en alimentos vegetales como los frijoles, las verduras de hoja verde y las nueces. Si eres vegetariano, la forma óptima de obtener tu hierro es combinar hojas verdes, frijoles y un alimento con vitamina C, como tomates o cítricos. La vitamina C ayuda en la absorción de hierro.
La cantidad diaria recomendada de hierro es:
Niños de 4 a 8 años: 10 mg (este grupo de edad a menudo experimenta un crecimiento rápido y requiere más hierro que los niños mayores)
Niños de 9 a 13 años: 8 mg.
Niños de 14 a 19 años: 11 mg.
Niñas de 14 a 19 años: 15 mg.
Mujeres de 19 a 50 años: 18 mg.
Hombres de 19 a 50 años: 8 mg.
Poner un suplemento de hierro no es ideal sin la supervisión de un médico, ya que demasiado hierro puede ser tan peligroso como no ingerir nada.
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NOTA. Este artículo es meramente informativo, no tenemos facultad para recetar tratamientos médicos ni realizar ningún tipo de diagnóstico. Te invitamos a acudir a un médico en el caso de presentar cualquier tipo de condición o malestar, evita la auto-medicación.
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