por Juan Ángel Moliterni
Todo cambia. Ustedes cambian; la vida y el mundo que les rodea cambian, y el planteamiento de la VIDA es que si no lo aceptan así, serán víctima de los cambios que se producirán en cualquier caso. Ustedes pueden ver el cambio planetario que está teniendo lugar y todo lo que está ocurriendo. Al estar abierto a los cambios que sufren a lo largo de su viaje del nacimiento a la muerte, forman parte del proceso. Las personas aprenden, se desarrollan y crecen a base de aceptar el cambio, con lo que se vuelven flexibles, adaptables y dispuestas a ceder.
El cambio puede resultar un desafío difícil; hasta el hecho mismo de pensar en él suscita inquietudes acerca del futuro. Resulta mucho más fácil quedarse con lo familiar y conocido y seguir en un entorno que les parece seguro. Lo paradójico es que al quedarse en una estructura tan estrecha, en realidad están reduciendo sus posibilidades de salir airoso de los desafíos futuros. El cambio es lo que les permite evolucionar y desarrollar las nuevas habilidades nuevas y mayor creatividad –las que, por otro lado, pueden sacarles luego adelante en los tiempos difíciles, por ejemplo.
Queridos, si perciben su entorno, es por el cambio. Si viviesen a una temperatura constante, no sabrían lo que es calor y frío; el silencio no les daría ninguna variación de sonido, y si estuvieran en un entorno con solo un color, se quedarían ciegos. Entonces, si a un nivel elemental el cambio les permite conocer la vida a nivel sensorial, el hecho de aceptar los cambios mayores de la vida les conducirá a unas experiencias mayores y, a una vida más amplia. A una vida de cinco dimensiones. Todos tienen su historia, si piensan en su propia historia, verán que se fueron desarrollando y que su historia se volvió más interesante por los cambios que experimentaron.
Obsérvense a ustedes mismos entonces para determinar si se están encasillando en las mismas cosas, en los mismos lugares, en contemplar unas mismas vistas, en recurrir a unos mismos tópicos trillados, en repetir unas mismas anécdotas, o incluso en una falta de disposición a probar alimentos nuevos, no sólo para el cuerpo sino también para el alma. Abandonen la falsa seguridad que aporta el no-cambio. Plantéense a ustedes mismos el desafío de estudiar con amplitud de miras unas filosofías que normalmente no les resultarían atractivas (de hecho no puede atraerles la 5ta o 6ta dimensión si nunca estuvieron allí, si nunca salieron de la 3ra dimensión). Intenten comprender los puntos de vista de otras personas antes de realizar ningún juicio de valor. La diversidad no solo es la sal de la vida, sino que les facilita la adaptación y el cambio.
Honren la diversidad, porque es honrar la UNIDAD. Enriquézcanse con la maravillosa diversidad del Universo al que pertenecen, y sabrán cómo encajan en la diversidad del mundo, y comenzarán a reconocer el valor de su Aporte individual a la existencia. Dedican mucho tiempo, esfuerzo y dinero a resistirse al proceso de envejecimiento. Procuren adoptar la actitud mental de que, el cambio es positivo por la mayor experiencia que aporta, aunque ello suponga contemplar “cómo se marchita una rosa”. En vez de juzgar la situación, céntrense en su capacidad de asumir y apreciar el cambio. Son una entidad viva que se desarrolla y cambia. Anímense a cambiar, anímense a modificar actitudes, a estar abiertos a las sugerencias de otros, a probar ver si son capaces de soltarse y confiar en el otro… esto no es sólo por ti, sino también para que hagan ellos los cambios (como por ejemplo, los hijos).
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Ley del Ritmo
Todo cambia; nada está completo ni estático. Si son capaces de reflejar en sus espacios la naturaleza cambiante del universo, esto les permitirá aceptar este aspecto de su existencia y, por medio de esta aceptación, fomentar el cambio dentro de ustedes mismos. La naturaleza está compuesta, en buena parte, de ciclos: las estaciones, la noche y el día, las fases de la luna y las mareas; y estos ciclos establecen unos ritmos que llenan sus vidas. También conocen el ritmo en su respiración, en los latidos de su corazón y en el pulso, en los niveles hormonales y en los ciclos del sueño. Cuando tienen al mismo tiempo dos o más funciones rítmicas de frecuencias similares, tienden a armonizarse. Las mujeres que viven juntas suelen descubrir que sus ciclos menstruales siguen todos una pauta idéntica; y si llenan una habitación de relojes de péndulo, al cabo de algún tiempo todos oscilarían juntos. Tienden por naturaleza a armonizarse con los ciclos naturales poderosos que les rodean, y el hecho de introducir estos ritmos en sus vidas les ayuda a conectarse con el mundo y entre ustedes. Experimenten el ritmo.
Introduzcan el ritmo en sus vidas: celebren las estaciones. Atiendan a los puntos que marcan las estaciones del año solar, como son los solsticios de invierno y de verano (21/22 de diciembre) y 20/21 de junio) y los equinoccios de primavera y de otoño (20/21 de marzo y 22/23 de septiembre). Cada uno de ellos denota un momento de cambio en el año. Los solsticios de invierno y de verano son los días en que están expuestos a la menor y a la mayor duración de energía del Sol, respectivamente, mientras que los equinoccios de primavera y de otoño son momentos en que la noche y el día duran lo mismo. En los equinoccios, todos los habitantes del planeta tienen un mismo ciclo en cuanto a la duración del día y de la noche, y son dos momentos del año en que pueden SENTIRSE MÁS CONECTADOS con el ritmo del Sol. Prueben a hacer algo especial en los solsticios y en los equinoccios para que pasen a formar parte del ritmo de su vida. Puede tratarse de una meditación, de una comida de celebración, de un acto social, o de un nuevo proyecto creativo. Busquen maneras de subrayar el cambio de las estaciones. Por ejemplo, podrían introducir plantas en sus hogares que les recordaran cada una de ellas: narcisos en primavera, rosas en verano, hojas pardas en otoño y una rama desnuda en el invierno.
Introduzcan el ritmo en sus vidas: contemplen la Luna. Hagan el propósito de buscar la Luna todas las noches y de sumergirse en el ritmo de las fases lunares. Tomen nota de sus emociones. Puede que descubran que suelen sentirse de manera distinta, más emotivos quizás, durante la luna llena. Las mujeres suelen advertir que su ciclo menstrual está en armonía con el ciclo lunar. Consulten las fechas de la luna nueva y llena en su diario o en el calendario. Con la luna llena pueden probar a relajarse en su espacio con las luces apagadas y las cortinas descorridas, para que la luz de la Luna ilumine su espacio.
Introduzcan el ritmo en sus vidas: ayuden al reino vegetal. Las plantas no sólo aportan energía viva y les permiten sentirte más tranquilos, también les ayudan a incorporar el ritmo de la vida. Ayudar a una planta desde su semilla, siembra, a crecer, a florecer y a echar nuevos brotes… refuerza la sensación de que la naturaleza está hecha de ciclos y de que ustedes tienen un lugar dentro de ellos. Les conecta mejor con el ritmo de la naturaleza que les alimenta, permitiéndoles establecer vínculos más íntimos con ella y sus ciclos. Además, es una de las maneras que tienen a su alcance para desarrollar la capacidad de preocuparse de los demás, y puede llegar a influir también sobre su manera de relacionarse con sus seres queridos, capacitándoles para ser mejor padre-madre, compañero/a o amigo/a. Complacerse en cuidar de las plantas les despierta muchas emociones que pueden resultarles útiles en todos los campos de sus vidas.
Introduzcan el ritmo en sus vidas: el amanecer y la puesta del Sol. El ciclo más frecuente que viven es el del día. También este ciclo tiene unos puntos que lo definen: el amanecer, el mediodía (cuando el Sol está en su punto más alto), la puesta del Sol y la medianoche. Prueben a salir a un espacio abierto para ver salir o ponerse el Sol siempre que les sea posible. Y si tienen la suerte de vivir en un espacio desde el que pueden ver amanecer y ponerse el Sol, permitan que entre en su espacio la energía del Sol en esos momentos.
Introduzcan el ritmo en sus vidas: ciclos personales. Pueden darse más ritmo proponiéndose hacer las cosas exactamente a la misma hora cada día durante una temporada. Por ejemplo, pueden acostarse y despertarse exactamente a la misma hora; comer a las mismas horas; probar a echarse una siesta a la misma hora cada tarde o hacer algún ejercicio al mismo tiempo cada mañana. Al crear su propio ritmo en su vida, su cuerpo sintonizará con esos ciclos y se asentará en un flujo y reflujo natural. Al cabo de cierto tiempo tendrán apetito todos los días en el momento adecuado, se despertarán a la misma hora cada mañana y sentirán sueño a una hora determinada de la noche. Descubrir este tipo de ritmo interno puede contribuir a sanarles, aportarles estabilidad emocional y producirles una cierta conexión tranquilizadora con el mundo que les rodea.
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La Muerte
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La muerte constituye el último desafío a nuestra capacidad de ver la vida de un modo que les ayude a aceptar su propia extinción y la de los demás. El nacimiento y la muerte forman parte de un ciclo inacabable de materialización y espiritualización. Todos nos encontramos en el proceso de hacernos más materiales o más espirituales, y el nacimiento y la muerte no son más que hitos que marcan un intervalo, algo así como el amanecer y la puesta de sol. Si introducen en su hogar un espacio para el santuario es posible que se encuentren en un mejor estado interno para aceptar la pérdida de una persona querida y para seguir recorriendo su camino de la vida.
Tienen miedo a la muerte por naturaleza, y es cierto que la muerte representa una transformación enorme. Es su último acto creativo. Cuando muere alguna persona próxima a ustedes, aparte de la sensación de pérdida y de soledad que les produce su muerte, también les hace ser conscientes de sus propios sentimientos hacia la muerte. Si tienen miedo a la muerte, será más aguda su pena al fallecer otra persona. Si pueden aceptar con tranquilidad el salto último al mundo de los espíritus, podrán sentirse más felices por su ser querido, y quizá les resulte un poco más fácil seguir viviendo y sacar el mejor partido posible del resto de su vida. Si son capaces de seguir moviéndose (ya sea en forma de actividad física o ejerciendo la creatividad o el trato social), se reduce el peligro de estancamiento y de aislamiento, y aumentan sus posibilidades de dejarse llevar por el flujo y reflujo de la naturaleza.
En los momentos de gran dolor emocional, cuando más falta les hace seguir adelante, puede resultarles beneficioso introducir el cambio en su vida. De hecho, los cambios que introduzcan en su hogar pueden ser muy potentes en este sentido. Procuren simplificar su entorno y cambiar las cosas de sitio hasta que encuentren una distribución que les aporte un desahogo. Hagan pasar la energía natural fresca, hagan una limpieza energética y dejen entrar el aire fresco y la LUZ DEL SOL. Introduzcan plantas, y si ya tienen, introduzcan plantas nuevas y cuídenlas bien. La actividad de cuidarlas y protegerlas les permitirá mantener una relación más estrecha con la naturaleza y con las personas que les rodean.
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