por K. Parvathi Kumar
Las enseñanzas de la sabiduría a menudo plantean la pregunta siguiente: ¿de qué sirve que el hombre regrese a su vida anterior después de una convalecencia?
Desde el punto de vista de la sabiduría, no tiene sentido que el hombre no cambie su forma de vida después de recuperarse de una grave enfermedad. La vida debe organizarse mejor después de cada recuperación de una enfermedad profunda. La vida debe ser más saludable. La calidad de vida debe ser mejor después de cada recuperación.
Cada enfermedad profunda es un mensaje que exige una calidad de vida un poco mejor. Presten atención a la calidad de vida; no es suficiente prestar atención a la calidad del alimento. Deben saber que el tratamiento es para la persona y no para su cuerpo. Se acostumbra a pensar que las enfermedades como el cáncer, la artritis, la diabetes y otras por el estilo son hereditarias. Aunque hay cierta verdad en ello, se puede dar protección y asegurar la prevención dando la disciplina adecuada a los niños, ya desde la infancia.
¡Calidad, calidad, calidad! Es el clamor de los sabios. Hasta ahora sigue siendo un grito en el desierto. Es hora de que la humanidad deje de hablar y comience a trabajar sobre la calidad de vida. No es suficiente con que el hombre lo sepa, es imperativo que actúe.
“El cáncer es un azote de la humanidad y se propaga inevitablemente. Las principales medidas contra el cáncer son las medidas preventivas. Los que no consumen carne, alcohol, vino, tabaco, narcóticos, etc., y que mantienen pura su energía psíquica, que limpian el estómago en cada estación con agua, leche y jugos de frutas no tienen que pensar en el cáncer”, dice un antiguo Maestro de Sabiduría.
La verdad es que esto merece que se pruebe. Esta es una medida que pueden aplicar todos los curadores y profesionales de la salud en relación con sus pacientes.
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